Mi historia comienza en primero de la ESO…

 
 
 

Mi historia comienza en primero de la ESO…

Juan
Estudiante
 

Juan es un chico de 17 años que ha acudido a la consulta desde los nueve años. Tenía problemas de atención y de conducta. Ha sido atendido en diferentes gabinetes y ha llevado medicación intermitentemente debido a la conducta oposicionista. Su familia, ha sido protagonista en todo el proceso de cambio en Juan. Trabajo les ha costado. La paciencia, constancia, la confianza en su propio hijo y la fe en si mismos han hecho de Juan un chico de éxito.

Cuando propuse a Juan realizar una narración sobre lo que recuerda de sus años anteriores, enseguida se ofreció.
Este relato, sincero, honesto y generoso, va dirigido a aquellas familias que tengan una situación parecida para que no pierdan la esperanza ni la ilusión de ver crecer a los hijos. Está escrito con el estilo natural y espontáneo con el que escriben los chicos ahora. Los hijos son los que dan sentido a la maternidad y la paternidad. Los padres no pueden perder el papel que les toca hacer, aunque en muchos momentos pudieran arrepentirse de haber tenido este hijo.

 


 

Hola soy Juan y actualmente me encuentro en Canadá de intercambio haciendo segundo de bachillerato. Sinceramente si me dices hace años que acabaría donde estoy ahora mismo, probablemente hubiera apostado a que no.

Mi historia comienza en 1º de la ESO donde ya al empezar el curso era un chico bastante revoltoso que en clase buscaba más pasar un buen rato que estudiar o atender. De hecho por eso mis notas no eran muy buenas, de ahí que llegara a casa con malas noticias que no ponían muy contentos a mis padres. Aparte de eso para unos padres ver cómo su hijo llega del colegio y no estudia ni hace nada más que estar tirado en la cama y recibir notas de los profesores de mi actitud, no es bueno. Pero aparte de eso, problemas en casa como los hubo los siguientes años no hubo ya que al final, entre charlas con profesores y hablando con mis padres debido a que soy listo, saqué el curso.

El verano transcurrió con normalidad. Cuando empezó segundo yo no tenía mucha motivación y mi actitud fue la misma que en el anterior año pero debido también a otros compañeros las pifias aumentaron. Y llegó un punto en el que ya no tenía ganas de ir al colegio porque, sí lo pasaba bien cuando la liaba, pero estaba cansado de broncas y de falsos amigos que muchas veces me obligaban a hacer pifias (no todas las hacía por lo que dijeran otros), eso no quita que tuviera buenos amigos que a veces me decían que lo estaba haciendo mal. Entonces me quedaba en la cama por la mañana y no iba al colegio y claro eso a la larga no se puede, entonces el colegio habló con mis padres y junto a eso yo estaba nervioso todo el día y hacía locuras como pegar a mis hermanos y molestarlos por tonterías y tratar mal a mis padres, sobre todo a mi madre ya que era con la que más tiempo estaba. Cuando el colegio influyó, llegó a venir el tutor a casa ya que vivía a un minuto del colegio para que me levantara y fuera, y ya llegó un punto que la policía entró en acción y venía a casa (vino al final 3-4 días). Entonces a partir de eso mis padres buscaron un psicólogo para ver qué pasaba y ayudar pero nunca llegó a funcionar y entonces al final con la policía volví a ir al colegio aunque el trato y la actitud en el colegio siguiera siendo mala al menos iba. Y al final acabe el curso como el anterior aprobando 7 en junio en los finales.

El cambio del chip fue que no.

En conclusión, yo no hubiera llegado aquí sin ayuda de mi médico Luis Molinero, que más que un psicólogo para mí era un amigo en el que poder confiar, ya que para mí decir que me iban a llevar un psicólogo me echaba mucho para atrás. También mis amigos del colegio Nico y Manu. Y un amigo de la infancia que en momentos que me encontraba solo siempre estaba ahí y fue el que me presentó a dos personas que ahora son unos de mis mejores amigos, Claudia y Gonzalo. Y como no hablar de scouts, una cosa que recomiendo porque ahí es un sitio en el que te sientes tranquilo y sin presiones y donde conocí a gente que me ha apoyado y de la que sigo teniendo muy buena relación ahora como Lucas, Yago , María y dos increíbles monitoras: Laura y Silvia. Y bueno la más importante de todas, que por eso la dejo para el final, fue mi familia, mis padres que son los que han pasado lo peor y a los que agradezco siempre todo lo que han hecho por mí y seguir confiando en mí siempre, a pesar de todo. Sobre todo mi madre que era la que peor lo pasaba. También mis hermanos que aunque nunca lo he dicho, en verdad son los mejores hermanos que se puede tener y a los que también quiero aunque me cueste decirlo, junto a todos mis primos y tíos que en mi caso tengo muchos y cuando nos juntamos pasamos el mejor rato posible y que también siempre me han apoyado. Y ahora ya sí, por último, que es lo que me hizo cambiar el chip en los estudios, es mi motivación de querer ser militar que es mi sueño y es por lo que estoy trabajando tanto ahora para lograrlo y también porque sé que a mi familia le va a encantar.