Al Dr. Cornellà i Canals


Al Dr.Cornellà i Canals In memoriam

 
Dr.Cornellà i Canals
 

El modo en que conocí a Josep fue curioso. Le vi por primera vez en el aeropuerto de Madrid, yo iba hacia mi primer congreso de Medicina de la Adolescencia que se celebraba en Jerez de la Frontera, era el año 1993. Me llamó la atención aquel hombre alto, vestido con traje oscuro y corbata y un rosto de niño grande dibujando una sonrisa. Yo no sabía quién era pero su imagen me quedó grabada y hete aquí que cuando llego a mi destino, en el hall del Congreso allí estaba él, saludando, hablando con todo el mundo, riendo de manera peculiar. Entonces me entero de que aquel hombre era el Dr. Josep Cornellá uno de los organizadores del anterior congreso, celebrado precisamente en su ciudad natal Girona y uno de los fundadores de la Sección de Medicina de la Adolescencia de la AEP, distinguido pediatra, doctor en medicina, experto en adolescencia y paidopsiquiatría. Mientras recordaba esto abría el libro de comunicaciones del Congreso y vi que figuraba como vocal de la Junta Directiva y conferenciante con el tema: Screening en la Adolescencia de la mesa redonda sobre Valoración Clínica del Adolescente. Aunque no recuerdo que tuviésemos ninguna conversación durante el congreso, de regreso en Madrid, otra vez en el aeropuerto y él marchando para coger su vuelo a Barcelona me saludó desde lejos con la mano y su sonrisa. Ya nos conocíamos.

 Tuvimos muchas ocasiones de hablar y compartir en todos estos años desde entonces y uno se apena hoy de que no hubieran sido más, porque sus valores humanos y científicos eran amplios y firmes; se aprendía de él en todo momento como supongo él lo hacía de los demás, y no había para él ninguna sugerencia o proposición que no fuese motivo de consideración. Su conversación era rica en matices, profunda en conocimientos y de dialéctica inteligente, pero además unía a todo ello esa sagacidad del hombre “listo” esa inteligencia política para manejarse entre la maraña de las opiniones y los intereses diversos; se encontraba, es mi parecer, a gusto metido en la “pomada” de aquello que consideraba importante y era firme en tomar decisiones, en atraer a los demás hacia los proyectos que intentaba desarrollar y que eran siempre interesantes y bien reflexionados. Era moderado en las maneras, pero contundente en sus convicciones y por todo esto pronto fue una piedra clave en la Sociedad de Medicina de la Adolescencia al igual que otros colegas que componían el núcleo dinamizador de la Sociedad.

 En una visita que le hice en Girona me llevó al monasterio de San Pedro de Rodas, una impresionante abadía situada en la ladera del monte cerca del cabo de Creus, me enseñó el vasto edificio y recorriéndolo me explicó toda la historia del monasterio, de las reliquias algunas atribuidas al apóstol S. Pedro que habían sido trasladadas por barco desde Roma para protegerlas de las invasiones bárbaras en el siglo VI d.C. y que fueron descubiertas en el muro de la cripta del monasterio siglos después… todo explicado al detalle con entusiasmo y delectación. Escuché fascinado el relato y al final entre risas ideamos una historia en la que un cristiano y un rabino (nuestros alter ego) investigaban los misterios del monasterio al modo de “El nombre de la Rosa”. El humor estaba también entre sus capacidades. Mostraba un gran conocimiento de su tierra y la conocía en profundidad tanto su orografía como sus monumentos, historia, tradiciones y arte y ese conocimiento demostraba su amor hacia ella. Pero su curiosidad por saber se extendía más allá de su tierra, cuando venía a Galicia me sorprendía el conocimiento que tenía sobre todo lo gallego que a menudo sobrepasaba mi sapiencia sobre determinados temas locales. 

Josep era un hombre trabajador y disciplinado, atendía su consulta, preparaba sus trabajos y conferencias y escribía regularmente en el “Diari de Girona” (lo hizo durante 18 años) artículos dedicados a diversos temas relacionados con la educación y la pedagogía y desde luego también con la medicina, la adolescencia y juventud abordando todos los temas de interés y de actualidad; una selección de los mismos se convirtieron en el libro “Hablemos de la Adolescencia” que contiene una información valiosísima para los padres y los profesionales que conviven o tratan adolescentes. Fue el promotor de la idea de la atención de los adolescentes en el Colegio o Instituto, una consulta que era abierta, sin previa cita en la que el joven podía plantear sus dudas y recibir orientación sobre sus problemas. Una atención que hoy día se hace más necesaria que nunca. Su formación como Psiquiatra de Adolescente era constante acudiendo a las citas de los congresos y reuniones que lo consolidaron como un profesional de gran relevancia en la materia, y… todavía tenía tiempo de pintar sus soldaditos de plomo, caminar y leer y no sé cuantas cosas más.

 Josep era un hombre religioso pero sin dogmatismos, era un exégeta de los textos sagrados y al mismo tiempo un hombre del siglo XXI, Su amor religioso se traducía en su honradez social y lo religioso se compatibilizaba perfectamente con su sentido de la modernidad, y gracias a ello recibíamos los amigos sus deliciosas felicitaciones navideñas en las que reclamaba con ternura esos bienes inmateriales que nutren el espíritu del hombre: Amor y paz. Quiero creer que esa sonrisa que compartía con todos y esa capacidad de mirar hacia delante con convicción y alegría era fruto de esa fe.

 Además compartía su vida con una mujer que poseía sus mismas cualidades, Rosa, su colaboradora, su apoyo, su amiga y amante esposa. En el dolor de esta grandísima pérdida queremos mostrar nuestro afecto y apoyo a su esposa y a sus tres hijos.

Siguiendo con los méritos y aunque no se trata aquí de glosar el curriculum de Josep Cornellá, conocido por todos, debo mencionar algunos de sus logros: Presidente de la Sociedad de Medicina de la Adolescencia (1996-2004) y luego Presidente de Honor de la Sociedad, Asesor en Salud Mental del Comité de Adolescencia de la Asociación Latinoamericana de Pediatría (ALAPE), Secretario de la Confederación de Adolescencia y Juventud de Iberoamértica y el Caribe, Miembro de las Sociedades de Pediatría, Psiquiatría Infantil y otros sociedades. Sin embargo más que todo esto y su abultado repertorio de publicaciones, mesas redondas y conferencias está la figura del hombre con convicciones y amor por su trabajo con los adolescentes y su personalidad dinámica, creadora y bondadosa.

 El “Molt Honorable” Josep Cornellá i Canals (así le llamábamos los amigos) permanecerá con nosotros en su abundante y magnífico legado y en el recuerdo de los muchos acontecimientos que compartimos.

 

Con todo nuestro cariño, un abrazo Josep.

 


José Luis Iglesias Diz
Pediatra. Acreditado en Medicina de la Adolescencia.

Miembro de la SEMA.