Alteraciones del ritmo cardiaco

 

Alteraciones del ritmo cardiaco

A.J. Cartón Sánchez, M.I. Gambra Arzoz.
Facultativo especialista. Servicio de Cardiología Pediátrica. Hospital Universitario La Paz. Instituto de Investigación Sanitaria del Hospital Universitario La Paz (idipaz). Área Cardiovascular, Grupo de Investigación en Cardiología Pediátrica. Madrid.

 

Fecha de recepción: 28-06-2024
Fecha de publicación: 31 de octubre 2024

 

Adolescere 2024;XII(3): 30-44

 

Resumen

Las arritmias cardiacas comprenden diversas enfermedades que afectan la generación y transmisión del impulso eléctrico en el corazón. El electrocardiograma (ECG) es una herramienta esencial para diagnosticar arritmias. Recientemente, sistemas de monitorización avanzados han mejorado la detección de arritmias, cuyos síntomas varían con la edad. En lactantes, pueden manifestarse como problemas de alimentación y dificultad respiratoria; en niños mayores, a través de palpitaciones y dolor torácico; y en adolescentes, con sudoración y ansiedad. Correlacionar los síntomas con el ECG es crucial para identificar arritmias, que en población pediátrica son raras. Las arritmias más comunes en niños y adolescentes son las extrasístoles y las taquicardias supraventriculares, sin asociación con cardiopatía estructural. En adolescentes, la taquicardia intranodal es prevalente y tratable. Esta revisión cubre la evaluación, diagnóstico y manejo de arritmias en niños y adolescentes, incluyendo consideraciones deportivas. Se resalta la importancia de un ECG sintomático y las pruebas de segundo nivel como monitorización continua y ergometría para un diagnóstico preciso. Las TSV pueden curarse mediante ablación con catéter, mientras que las taquicardias ventriculares, aunque raras, requieren atención especializada. Finalmente, se discuten las recomendaciones de ejercicio físico para pacientes con diferentes tipos de arritmias.

Palabras clave: Arritmias cardíacas; Electrocardiografía; Pediatría; Taquicardia supraventricular; Monitorización; Fisiología

Abstract

Cardiac arrhythmias encompass various conditions that affect the generation and transmission of electrical impulses in the heart. The electrocardiogram (ECG) is an essential tool for diagnosing arrhythmias. Recently, advanced monitoring systems have improved the detection of arrhythmias, with symptoms varying by age. In infants, they may manifest as feeding problems and respiratory difficulty; in older children, through palpitations and chest pain; and in adolescents, with sweating and anxiety. Correlating symptoms with the ECG is key for identifying arrhythmias, which are rare in the pediatric population. The most common arrhythmias in children and adolescents are extrasystoles and supraventricular tachycardias (SVTs), without association with structural heart diseases. In adolescents, atrioventricular nodal reentrant tachycardia is prevalent and treatable. This review covers the evaluation, diagnosis, and management of arrhythmias in children and adolescents, including considerations for sports participation. It highlights the importance of symptomatic ECG and second-level tests such as continuous monitoring and exercise testing for accurate diagnosis. SVTs can be cured by catheter ablation, while ventricular tachycardias, although rare, require specialized attention. Finally, recommendations for physical exercise for patients with different types of arrhythmias are discussed.

Key words: Arrhythmias Cardiac; Electrocardiography; Pediatrics; Supraventricular Tachycardia; Monitoring; Physiologic.

 

Trasfondo

El electrocardiograma (ECG) es una herramienta esencial para diagnosticar arritmias, en correlación con los momentos sintomáticos

Las alteraciones del ritmo cardiaco comprenden un grupo diverso de enfermedades que afectan cómo se origina o se transmite el impulso eléctrico en el corazón. Estas alteraciones pueden causar latidos anómalos, diferentes a los producidos por el marcapasos natural del nodo sinusal, o problemas en la conducción eléctrica del corazón. El electrocardiograma (ECG) es una herramienta diagnóstica accesible para detectar arritmias. Nuevos sistemas de monitorización disponibles al público general están mejorando el diagnóstico de arritmias(1), cuya clínica y presentación varían según la edad. En lactantes, los signos incluyen problemas de alimentación, vómitos, irritabilidad, somnolencia, desmayos, sudoración, palidez, tos y dificultad respiratoria en casos de insuficiencia cardiaca. Niños mayores y adolescentes pueden experimentar palpitaciones, dolor torácico, mareos, dificultad respiratoria o desmayos. A veces, las arritmias se detectan casualmente sin síntomas evidentes. Es clave correlacionar los síntomas con el ECG para identificar la causa de la arritmia. Los pacientes deben ser instruidos para obtener un ECG sintomático en ciertas situaciones. Una parte importante de las arritmias de población pediátrica tiene un tratamiento satisfactorio (curativo incluso en el caso de las ablaciones efectivas).

Los síntomas de arritmias varían con la edad: en lactantes, problemas de alimentación y respiración; en niños mayores, palpitaciones y dolor torácico; y en adolescentes, sudoración y ansiedad

Las arritmias cardíacas son raras en población pediátrica, y comprenden diversas enfermedades que afectan la generación y transmisión del impulso eléctrico en el corazón

En términos absolutos, las arritmias son raras en la población pediátrica(2). En niños y adolescentes, las arritmias más comunes son las extrasístoles y las taquicardias supraventriculares (TSV), que generalmente no están asociadas con cardiopatía estructural. En pacientes mayores de 8 años, especialmente en adolescentes, la taquicardia intranodal (TIN) es una TSV que puede ser identificada y tratada satisfactoriamente, mejorando la calidad de vida de los pacientes(3).

En esta revisión, expondremos la evaluación del niño y adolescente con sospecha de arritmia cardiaca (orientada como palpitaciones y síncope), las arritmias más frecuentes y su manejo, y consideraciones sobre la participación deportiva en casos seleccionados.

Las arritmias más comunes en niños y adolescentes son las extrasístoles y las taquicardias supraventriculares (TSV), generalmente sin asociarse a cardiopatía estructural

Evaluación del niño y adolescente con sospecha de arritmia cardiaca

Presentación clínica

Palpitaciones

La sensación consciente de un latido cardiaco anormal se describe de forma variada: “latido rápido” (taquicardia), “latido fuerte” o “latido irregular”(4). Para atribuir los síntomas a una arritmia cardiaca, debe darse el correlato temporal entre el síntoma percibido y un registro ECG; el correlato discordante (síntomas sin alteraciones ECG) suele bastar para descartar la presencia de una arritmia. El papel de relojes personales u otros dispositivos comerciales de monitorización, cada vez más disponibles y extendidos, puede contribuir a orientar la evaluación, pero los registros, que pueden tener una calidad insuficiente, deben validarse por un médico experimentado en ECG(5,6).

Niños y adolescentes con enfermedades predisponentes (cardiopatías congénitas, miocardiopatías, canalopatías) pueden presentar tanto taqui- como bradiarritmias sintomáticas y con potencial riesgo para la vida

Para estimar la probabilidad de encontrar una arritmia y dirigir las pruebas posteriores, la historia clínica al menor maduro y adolescente capaz de describir sus síntomas se centra en obtener información sobre las siguientes características(7): (1) Duración. Las presentaciones oligosintomáticas de breve duración (segundos) tienen una probabilidad baja de arritmia cardiaca relevante (extrasístoles). Las taquicardias supraventriculares más frecuentes en este grupo de edad suelen tener duraciones medias que sobrepasan los 5-10 min. (2) Inicio y terminación. Las presentaciones paroxísticas (inicio y terminación bruscas, percibidas como “golpes”) son características de TSV por reentrada (TIN, taquicardia ortodrómica por vía accesoria) y pueden asociarse a una percepción de “pérdida de control” de la fc con la actividad. (3) Relación con la actividad. La aparición de palpitaciones con el ejercicio suele indicar la reproducción del mismo para valorar cambios en el ECG. En ocasiones, la taquicardia sinusal puede experimentarse de manera desagradable en algunos pacientes. La mayoría de TSV no se suelen desencadenar con esfuerzo, aunque a nivel individual esto puede ser variable (adolescentes con TIN pueden relacionarlas con la actividad o emociones). Ciertas arritmias ventriculares aparecen típicamente durante el esfuerzo (por ejemplo, en la miocardiopatía hipertrófica, la miocardiopatía arritmogénica, el síndrome de QT largo (SQTL) o la taquicardia ventricular polimorfa catecolaminérgica, TVPC), pero la presentación sintomática suele diferir (presíncope o síncope, malestar u opresión torácica. (4) Asociación con otros síntomas cardiológicos. El síncope es raro en las taquicardias más frecuentes en este grupo de edad (TSV), y si aparece debe remitirse al especialista de manera preferente. Existe cierto solapamiento descriptivo en los niños de menor edad con otros síntomas como el dolor torácico (a veces “equivalente de palpitaciones” en estos pacientes), que es en general, de improbable origen cardiaco en la mayoría de los casos. En otras ocasiones, no hay percepción externa de malestar en el paciente, aunque los padres pueden notar cierta interrupción de la actividad que estaba realizando el niño en caso de taquiarritmia prolongada. La sensación de latido cervical (signo de la rana) se debe a la contracción auricular simultánea a la contracción ventricular, con válvula tricúspide cerrada, (sístole eléctrica, complejo QRS), y es típica de la TIN. (5) Frecuencia de los episodios. Permite seleccionar, en los casos donde clínicamente se considere oportuno, el método de monitorización ECG más eficiente para demostrar si hay alteraciones (ver Pruebas de segundo nivel). (6) Presencia de cardiopatía intervenida. Aunque muchos mecanismos de taquiarritmias son compartidos con los pacientes que no tienen cardiopatía conocida, la presentación en los pacientes intervenidos, y que pueden tener un sustrato arritmogénico, confiere mayor probabilidad de arritmias graves.

La historia familiar no es discriminante en la mayoría de las ocasiones. La presentación de preexcitación ventricular familiar es infrecuente. No obstante, la presencia de fallecimientos súbitos o accidentales en menores de 40 años puede sugerir la presencia de una enfermedad genética familiar (miocardiopatías o canalopatías).

Síncope

El síntoma se define como una pérdida súbita, completa y transitoria de la conciencia, asociada a pérdida de tono postural, que se sigue de una recuperación espontánea, rápida y completa de la misma. Su origen es hipoperfusión global cerebral abrupta. En el presíncope (visión en túnel, inestabilidad…), no se produce la pérdida completa de conciencia pero sí las alteraciones del tono postural(8). En la inmensa mayoría de los casos el origen del síncope queda identificado con la anamnesis personal y familiar, junto a la exploración física. En el síncope más frecuente en niños mayores y adolescentes, el debido a disfunción transitoria del sistema vegetativo, vasovagal, neurocardiogénico o neuralmente mediado, aparece una respuesta de bradicardia y/o hipotensión que ocasiona la hipoperfusión cerebral transitoria. Este síncope presenta unas características típicas: (1) suceder en bipedestación mantenida al menos 30 s, o tras exposición a dolor, entornos médicos (aferencias autonómicas), u otros estímulos vagales; (2) caracterizarse por sudoración, sensación de calor, náuseas y palidez (eferencias simpáticas y parasimpáticas); (3) asociarse a hipotensión y bradicardia relativa (respuesta cardiovascular inapropiada que causa la hipoperfusión cerebral); (4) seguirse de fatiga(9).

La combinación “ausencia de pródromos, síncope a mitad del esfuerzo y dolor torácico o palpitaciones antes del síncope” parece ser, de hecho, muy específica de causa cardiaca

Las desviaciones de estas presentaciones típicas, el suceder durante esfuerzos o tras desencadenantes como el estrés emocional, ruidos fuertes o actividades como la natación, la ausencia de un pródromo como el descrito, un episodio diferente a otros ya conocidos en caso de recurrencia, todos ellos son elementos, junto a posibles alteraciones ECG durante la evaluación, que deben hacer sospechar la presencia de un mecanismo cardiaco como origen del síncope. La combinación “ausencia de pródromos, síncope a mitad del esfuerzo y dolor torácico o palpitaciones antes del síncope” parece ser, de hecho, muy específica de causa cardiaca(10). Soplos de características no funcionales, cicatrices de esternotomía o déficits neurológicos persistentes suelen ser marcadores de enfermedad y necesidad de evaluación por el especialista.

Diagnóstico

ECG

Lo fundamental, como se insiste, es disponer de un registro ECG sintomático. Los ECG normales fuera de los síntomas no suelen proporcionar información útil ni descartan la presencia de una situación de riesgo, en la mayoría de los casos. Fuera de los episodios, el ECG basal puede apuntar a que la sintomatología sea compatible con TSV si aparece preexcitación ventricular. La insistencia en correlacionar el momento clínico con un registro ECG se debe a que en ocasiones el mecanismo puede ser alternativo (y en el caso de la preexcitación ventricular, ser la vía accesoria un hallazgo casual o bystander); además, en el caso de la ausencia de preexcitación, no se descarta la presencia de una vía accesoria en un cuadro clínico compatible (vía accesoria oculta, con solo conducción retrógrada). Pueden observarse la aparición de extrasístoles supraventriculares o ventriculares en un ECG basal o tira de ritmo, que pueden incluso ser asintomáticas. En el caso de síncopes, lo prioritario es reconocer patrones de alteraciones que orientan hacia la presencia de una enfermedad arritmogénica.

Ecocardiograma

A realizar en la consulta del especialista, no suele añadir información relevante. La preexcitación ventricular puede aparecer dentro de una malformación de Ebstein de la válvula tricúspide. En pacientes con cardiopatía conocida, los cambios ecográficos pueden condicionar riesgo arrítmico (por ejemplo, en miocardiopatía hipertrófica, MCH).

Pruebas de segundo nivel

Son solicitadas por el especialista a partir de la anamnesis y las pruebas iniciales.

Sistemas de monitorización ECG(11-13). En caso de incertidumbre sobre el correlato ECG de los síntomas, existen distintos sistemas de monitorización continua o intermitente que permiten establecer el diagnóstico y aclarar el origen cardiaco de las palpitaciones. Su elección depende fundamentalmente de la frecuencia y reproducibilidad de la clínica.

  • Síntomas prácticamente diarios, reproducibles: Holter ECG de 24h.
  • Síntomas al menos una vez por semana: Holter ECG continuo de 7-14 días.
  • Síntomas al menos una vez al mes: registros intermitentes. Por ejemplo, Kardia mobile®.

El implante de un sistema subcutáneo de monitorización ECG continua (por ejemplo, Reveal Linq(r), confirm rx (r)) no suele estar indicado para establecer el diagnóstico de palpitaciones, y se reserva sobre todo a situaciones de síncope o presíncope de perfil cardiogénico y presentación esporádica o no reproducible pero sospechosa de origen cardiaco o en pacientes con cardiopatía predisponente. Existen dispositivos que monitorizan de manera continua y no invasiva el ritmo cardiaco durante periodos prolongados.

La ergometría convencional (ECG de esfuerzo, con diversos protocolos empleados, típicamente el de Bruce o sus modificaciones) puede estar indicada si la aparición de los síntomas es durante el ejercicio. También permite evaluar el comportamiento de algunos hallazgos, como la extrasistolia ventricular. Las taquicardias paroxísticas no se suelen inducir durante esfuerzo (en adolescentes, podría darse en algunos casos de taquicardia intranodal). La extrasistolia ventricular de una morfología y aislada que desaparece de manera brusca durante taquicardización sinusal suele tener significado benigno(14). El aumento de complejidad (varias morfologías de extrasístoles ventriculares) o de densidad (dupletes, tripletes, formas no sostenidas) durante el esfuerzo son típicas de miocardiopatía o canalopatías (en el caso de TVPC dan el diagnóstico) y suelen indicar la finalización de la prueba.

La cardioimagen avanzada (angioTC, RMC) se reserva de manera orientada en los casos con alteraciones ECG basales (sobre todo alteraciones de repolarización y datos de crecimiento de cavidades) o con hallazgos ecográficos que sugieran la presencia de enfermedad miocárdica.

Las pruebas genéticas permiten confirmar la base etiológica de alteraciones ECG (canalopatías) o estructurales (miocardiopatías).. Es importante para aclarar el posible riesgo familiar

Las pruebas genéticas permiten confirmar la base etiológica de alteraciones ECG (canalopatías) o estructurales (miocardiopatías). En la mayoría de los casos el manejo del paciente no se ve modificado por los hallazgos concretos genéticos, aunque actualmente están emergiendo perfiles específicos predictivos de comportamiento evolutivo diferencial. El papel de la genética es relevante, sobre todo, en la aclaración del riesgo en otros miembros de la familia y de transmisión a nueva descendencia.

Arritmias cardiacas en niños y adolescentes

Extrasístoles supraventriculares

El ECG típico de extrasistoles supraventriculares muestra complejos de QRS estrecho que se adelantan al latido sinusal normal y tienen una P anterógrada, a veces oculta en el complejo precedente

Son alteraciones del origen del ritmo cardiaco por aumento del automatismo de células marcapasos localizadas fuera del nodo sinusal y por encima del sistema His-Purkinje, prevalentes en población general y pediátrica. No suelen causar síntomas que afecten la calidad de vida, pero pueden preocupar a los pacientes y sus familias y demandar el uso de recursos diagnósticos. El hallazgo aislado en niños o adolescentes, por lo demás sanos, no suele requerir estudios adicionales. El ECG típico muestra complejos de QRS estrecho que se adelantan al latido sinusal normal y tienen una P anterógrada, a veces oculta en el complejo precedente (Figura 1), de morfología disimilar a la sinusal (la polaridad permite localizar su origen).

Figura 1. Extrasístole supraventricular (flecha)

Fuente: Elaboración propia.

Extrasístoles ventriculares (ExV)

En extrasístoles ventriculares (ExV) el ECG típico muestra complejos de QRS típicamente ancho que se adelantan al latido sinusal normal

En este caso, aparecen latidos ocasionados por células marcapasos ventriculares (por debajo del sistema His-Purkinje). Puede existir discordancia entre la densidad (% de latidos extrasistólicos a lo largo de un día) y la clínica referida de los pacientes. Al igual que las extrasístoles supraventriculares, la repercusión sintomática es poco frecuente en niños y adolescentes. El ECG típico muestra complejos de QRS típicamente ancho que se adelantan al latido sinusal normal (Figura 2). La onda P puede estar ausente o no identificarse, encontrarse posterior al complejo QRS (conducción retrógrada) o disociada del mismo. Identificar características de alarma de las ExV selecciona mejor la derivación al especialista(14), como son: la presencia de varias morfologías (de bloqueo de rama o de ejes del QRS), formas no aisladas (dupletes y otras formas no sostenidas), el aumento de densidad o la complejidad con el ejercicio o el estrés emocional (aparte de con una prueba de esfuerzo reglada, una actividad ligera en consulta mientras se realiza el ECG puede reproducirlo), y los intervalos de acoplamiento cortos (el QRS “se mete” en la onda T del complejo previo). En cuanto al tratamiento, no hay clara demostración de que ninguna familia de antiarrítmicos disminuya la densidad de ExV. El beneficio obtenido es sintomático, y esa suele ser su indicación si no hay signos de alarma. En casos de densidades altas (>15-20 % de los latidos diarios) de ExV puede aparecer afectación de la función ventricular, y en algunos casos seleccionados puede proponerse ablación de las extrasístoles ventriculares(15).

Figura 2. Extrasístole ventricular (flecha)

Fuente: Elaboración propia.

Taquicardias supraventriculares(16)

Generalidades

Son las taquiarritmias sostenidas más frecuentes en este grupo de edad, típicas de pacientes con corazón estructuralmente normal. La frecuencia cardiaca (FC) típicamente se encuentra en rangos que alertan sobre su origen no fisiológico, aunque en otras ocasiones la presencia de una fc normal para la edad puede hacer errar el diagnóstico. Invariabilidad con respecto a la situación del paciente o variabilidad inadecuada o independiente de la misma actividad son elementos que deben contribuir al mero análisis de la FC por parte del clínico en fase aguda. En las taquicardias sinusales, principal ritmo que hay que diferenciar inicialmente, existen cambios progresivos y reactivos a la actividad o las emociones, el QRS es estrecho y existe una P sinusal que se sigue de un QRS a un intervalo PR congruente; aparecen en un contexto de afectación sistémica (p. ej. fiebre, donde es el primer signo alterado en una sepsis con compromiso circulatorio; nerviosismo, dolor, anemia, medicaciones como estimulantes, simpático-miméticos, cafeína), o en pacientes con cardiopatía previa por insuficiencia cardiaca.

En el grupo de adolescentes predomina la taquicardia intranodal y tiene un tratamiento satisfactorio

En el grupo de adolescentes predomina la taquicardia intranodal (TIN) y en niños más pequeños (arritmia más frecuente en neonatos y lactantes) las taquicardias por reentrada AV mediadas por vía accesoria (más frecuentemente no manifiestas en el ECG basal: “vías ocultas”; si se evidencia la vía accesoria en el ECG fuera de taquicardia se denomina preexcitación ventricular, y la asociación con síntomas de taquicardia, síndrome de Wolf-Parkinson-White). La presentación típica es paroxística y recurrente.

Diagnóstico

Se basa en documentar por medio de un ECG el ritmo sintomático del paciente. Analizar de forma ordenada cuatro elementos de la taquicardia permite manejar al paciente en agudo y establecer el tipo de arritmia que presenta (Figura 3. Algoritmo):

Figura 3. Algoritmo de diagnóstico diferencial ECG de taquicardias

Fuente: Elaboración propia.

(1) QRS estrecho o ancho para la edad (ancho a partir de 120 ms, habitualmente) (Figura 4). De forma general, el QRS estrecho en taquicardia debe orientar a TSV. El QRS ancho puede aparecer en TSV, pero se debe pensar y manejar como una arritmia ventricular.

Figura 4. QRS estrecho (A) frente a QRS ancho (B)

Fuente: Elaboración propia.

(2) Taquicardia regular o irregular (regular si las variaciones entre latidos son menores al 5-10 %) (Figura 5).

Figura 5. Taquicardia regular (A) frente a irregular (B)

Fuente: Elaboración propia.

(3) Ondas de la actividad auricular (P’), a veces dentro de las ondas T o del complejo QRS (nos debemos fijar en las derivaciones II, avF y V1). Esto determina la relación aurículas: ventrículos (>1: origen auricular; <1: origen ventricular) y el intervalo RP’ (distancia entre una onda P y la onda R del latido anterior;  RP’ largo o de RP’ corto (Figura 6).

Figura 6. Taquicardia con RP’ corto (A) frente a taquicardia con RP’ largo (B)

Fuente: Elaboración propia.

En ocasiones la onda P puede ser difícil de diferenciar (próxima a QRS o dentro de la onda T).

La respuesta a adenosina o ATP, que enlentecen o bloquean la conducción por el nodo aurículo-ventricular, tiene valor diagnóstico y en algunos casos, efecto terapéutico

(4) La respuesta a adenosina o ATP, que enlentecen o bloquean la conducción por el nodo aurículo-ventricular (NAV), tiene valor diagnóstico y efecto, en algunos casos, terapéutico; debe evitase su uso en taquicardias irregulares. Respuestas:

  1. Cese brusco de la taquicardia (Figura 7): indica participación nodal en el circuito (reentrada AV por vía accesoria (Vacc) o intranodal (TIN). Posible aparición de preexcitación en los primeros latidos.
  2. Enlentecimiento transitorio y calentamiento o aceleración progresiva de la taquicardia: foco automático (también responde así una taquicardia sinusal inadvertida).
  3. La taquicardia «se abre» (enlentecimiento ventricular y demostración de actividad auricular rápida): arritmia de origen auricular (foco ectópico, flutter o fibrilación auricular).
  4. No se modifica la fc ventricular. Origen ventricular. Suelen aparecer ondas P disociadas.

Figura 7. Efecto agudo de la adenosina

Terminación de taquicardia supraventricular mediada por vía accesoria.

Fuente: Elaboración propia.

Tratamiento agudo

En las maniobras vagales no debe realizarse presión sobre globos oculares y hay que evitar el masaje del seno carotídeo

Los pacientes inestables pueden requerir cardioversión y medidas de reanimación. Los pacientes estables pueden realizar inicialmente maniobras vagales (tipo Valsalva en niño mayor capaz de colaborar, en lactantes y niños pequeños la maniobra vagal consiste en aplicar hielo o agua fría en la cara). Los mayores pueden probar maniobras reversas: tras una espiración forzada, se cierra la boca, se ocluyen las fosas nasales y entonces se intenta una inspiración profunda durante 10 s. No debe realizarse presión sobre globos oculares y hay que evitar el masaje del seno carotídeo. Las maniobras pueden tardar hasta 15-20 s en ser efectivas (30-60 % de los casos) y deben intentarse precozmente.

Si no cede la taquicardia, se debe obtener una vía periférica y administrar adenosina (0.1 mg/kg; en lactantes y neonatos, más eficaz dosis inicial de 0.15-0.2mg/kg) o ATP (0,3 mg/kg) en bolo rápido IV, seguido de bolo de 5 mL de SSF. Si no responde, se pueden administrar bolos sucesivos aumentando la dosis con incrementos de 0.1 mg/kg (máx. 12 mg/dosis). La causa más frecuente de no respuesta es la infusión lenta (debe ser en bolo rápido con lavado posterior) o la dosis inadecuada. El broncoespasmo asociado con la administración sistémica de adenosina es raro, aunque puede aparecer incluso en pacientes sin diagnóstico previo de asma. Calcioantagonistas de administración inhalada se emplean en adultos y están en fase de ensayo clínico en niños (etripamil).

Si tras lo anterior, la taquicardia no cede o su cese es solo transitorio, debe manejarse por especialista o en unidad de críticos, con eventuales medidas asociadas de soporte respiratorio y uso de fármacos sedantes (dexmedetomidina). Los casos de difícil control, refractarios o incesantes pueden requerir ablación del sustrato arrítmico (estudio electrofisiológico y ablación) o incluso estabilización y soporte con ECMO de manera previa a la ablación, valorado por especialista.

Tratamiento definitivo, prevención de recurrencias

Las taquicardias supraventriculares pueden curarse mediante ablación con catéter, mientras que las taquicardias ventriculares, aunque raras, requieren atención especializada

La mayoría de las taquicardias supraventriculares (TSV) pueden curarse mediante un procedimiento percutáneo llamado ablación con catéter, que elimina el sustrato anatómico causante. El procedimiento implica una corta estancia hospitalaria y una rápida recuperación en domicilio, con cuidados dirigidos a la higiene y vigilancia de la zona de punción, generalmente en la ingle. La ablación se puede realizar bajo anestesia general o sedación consciente en adolescentes seleccionados. El procedimiento consta de una parte diagnóstica, el estudio electrofisiológico, que posiciona varios catéteres en diferentes localizaciones cardíacas, y una parte terapéutica, la ablación, que consiste en aplicar “calor” localizado mediante radiofrecuencia o “frío” progresivo en la crioablación, creando una lesión que interrumpe la arritmia. La dosis de radiación se ha reducido con sistemas de navegación electroanatómicos, que permiten mover los catéteres dentro del corazón en tiempo real, similar a un localizador GPS. La ablación es segura, con una tasa de complicaciones importantes muy baja y alta efectividad (más del 90-95 % de éxito, menor en crioablaciones y algunos mecanismos).

En los registros históricos, las ablaciones en los niños menores de 15 kg tenían más complicaciones y menor efectividad, y se prefería el manejo con antiarrítmicos. En estos niños, la resolución espontánea de los episodios puede darse y permite tratamientos cortos, incluso menos de 6 meses para pacientes sin debut prenatal, sin preexcitación y sin necesidad de más de un fármaco para el control. Actualmente, los datos de los grandes registros europeos, multicéntricos y auditables, no son congruentes con el empleo de ablaciones sistemáticas como primera opción en niños pequeños, y el número realizado se reserva para casos de difícil control, presentación inestable o intolerancia a los antiarrítmicos. Esta política, adoptada y defendida por nuestro centro, prioriza el manejo profiláctico y seguimiento antes de considerar la ablación como tratamiento de primera línea para el grupo de niños de menor edad y tamaño.

La fibrilación auricular es excepcional en menores de 18 años y su manejo se suele superponer al del flutter

Comentarios sobre tipos de TSV:

  • T. por reentrada AV (TRAV): las más frecuentes (90 %). En los primeros 6-12 meses de vida, se emplean antiarrítmicos profilácticos. En mayores de 5 años con episodios frecuentes, se prefiere ablación a medicación (a partir de 15 kg, también puede plantearse de forma relativamente segura la opción de ablación). En la TIN, según la frecuencia de los síntomas, control puntual (pill-in-pocket) con betabloqueantes o calcioantagonistas o modificación/ablación del sustrato.
  • T. por automatismo auricular (10 %). Opciones de control farmacológico diversas. Se considera precozmente ablación si hay mal control. En TA multifocales, suele emplearse control farmacológico de la frecuencia.
  • OTRAS: El flutter auricular (Figura 8) es un tipo de reentrada auricular donde no participa el NAV. Aparece típicamente en recién nacidos sin cardiopatía estructural (tras CVE inicial, no suele recurrir) o en postoperatorios tardíos de CC. El tratamiento de elección es la cardioversión eléctrica sincronizada después de descartar disfunción o trombos intracavitarios (ecocardiograma); posteriormente se suele plantear la ablación. La fibrilación auricular es excepcional en menores de 18 años y su manejo se suele superponer al del flutter.

Figura 8. Flutter auricular como taquicardia irregular

Nótese que cuando se enlentece la frecuencia ventricular (complejos QRS) se observa actividad eléctrica auricular continua de ondas de flutter (ausencia de línea isoeléctrica).

Fuente: Elaboración propia.

Taquicardias ventriculares (TV)(17)

Son muy poco frecuentes en niños y adolescentes. Típicamente se asocian con cardiopatía estructural (CC, miocardiopatías, que dan reentradas: TV monomorfas) o a una predisposición genética (TV polimorfas, fibrilación ventricular). Su presentación ECG se suele orientar desde el hallazgo de una taquicardia de QRS ancho (aparte de TV, pueden corresponder a TSV con conducción aberrante, por bloqueo de rama, o anterógrada por vía accesoria [formas preexcitadas y formas antidrómicas de reentrada AV]). Ante la duda, deben tratarse como de origen ventricular (TV), ya que son potencialmente más graves (Figuras 9 y 10).

Las taquicardias ventriculares (TV) son muy poco frecuentes en niños y adolescentes. Típicamente se asocian con cardiopatía estructural o a una predisposición genética

  • Van a favor de TSV: paciente sin cardiopatía estructural, arritmia bien tolerada, más P que QRS (A >V), ECG basal con QRS ancho de morfología y eje similar al de la taquicardia, morfología típica de bloqueo de rama.

Figura 9. Taquicardia de QRS ancho, irregular (Taquicardia auricular preexcitada)

El manejo inicial se realizó considerándola una TV.

Fuente: Elaboración propia.

Figura 10. Taquicardia ventricular monomorfa en un paciente con tetralogía de Fallot

Fuente: Elaboración propia.

En la presentación aguda de los pacientes estables, sin signos de deterioro hemodinámico, se puede valorar realizar maniobras vagales/adenosina/ATP ante la posibilidad de un origen supraventricular, con interpretación similar a la descrita en el apartado previo. Los pacientes inestables requieren cardioversión eléctrica sincronizada y medidas de estabilización pertinentes, aparte del uso de antiarrítmicos como amiodarona. Si se trata de pacientes con canalopatías conocidas, siempre debe ser valorado y tratado por un especialista.

Bradiarritmias(18)

La bradicardia es la FC por debajo del rango normal para la edad del paciente. En niños mayores de 6 años (FC <60 lpm)

La bradicardia es la FC por debajo del rango normal para la edad (FC <60 lpm en niños mayores de 6 años; en recién nacidos, FC <100-110 lpm, y valores intermedios de FC <80-90 lpm en reposo en niños pequeños). Ocasionan síntomas como fatiga, mareo o síncope. Se debe interrogar sobre antecedentes de arritmias, cardiopatía congénita intervenida o síncopes previos, e ingesta de tóxicos. Hay que realizar medición de PA, ECG completo y exploración física cuidadosa buscando signos de bajo gasto y anticipando la posibilidad de necesidad de reanimación.

Bradiarritmias por alteración del origen del ritmo cardiaco

Bradicardia sinusal

  • Fisiológica durante el sueño o en deportistas, o secundaria a activación vagal. En período neonatal, importante medir el QTc (posible forma de presentación de SQTL).
  • ECG: ondas P con origen sinusal (eje 0-90º), seguidas de QRS estrecho con PR constante. La actividad de intensidad variable del paciente permite observar el aumento de la FC.
  • Tratamiento: de la causa de base.

Disfunción del nodo sinusal

  • Poco frecuente en niños sanos. Puede ser secundaria a cirugías (atriotomías), fármacos, hipotiroidismo, miocarditis, algunas cardiopatías congénitas.
  • Presentación: 1) Bradicardia sinusal persistente: FC muy baja o sintomática. 2) Pausas sinusales prolongadas (>2-3 s). 3) Incompetencia cronotropa: incapacidad del nodo sinusal para aumentar frecuencia en respuesta a estímulos fisiológicos o patológicos (ejercicio, fiebre).
  • Tratamiento: pueden requerir marcapasos si la disfunción no es reversible y sintomática.

Bradiarritmias por trastornos de la conducción AV (Bloqueos AV)

La causa pediátrica más frecuente es el BAV congénito (50 % asociado a cardiopatía; hijos de madre con enfermedad autoinmune como lupus o Sjögren y anticuerpos antiro/antila). Los BAV adquiridos son secundarios a cirugía cardíaca, ablación de vías accesorias, miocarditis, enfermedades genéticas (infrecuente).

  • Tipos

Primer grado (Figura 11): frecuente en deportistas y pacientes entrenados; también cardiopatías congénitas, trastornos hidroelectrolíticos, fiebre reumática (criterio menor), miocarditis y miopatías (distrofías miotónicas). ECG: PR alargado, que se sigue de forma constante con el complejo QRS. No suele precisar tratamiento.

Figura 11. BAV de primer grado. Nótese el intervalo PR prolongado

Fuente: Elaboración propia.

Segundo grado: hay ondas P no conducidas. 2 subtipos principales: •Mobitz 1 (Wenckebach): prolongación progresiva de PR hasta P no conducidas. Pausa (incompleta) menor que dos intervalos PP. Se acompaña de acortamiento de los intervalos RR antes de la pausa.  •Mobitz 2: PR constante hasta P no conducida. Alto riesgo de progresión a BAV completo. Pausa completa (igual que dos intervalos PP). Hay otras formas avanzadas de bloqueo de segundo grado (Figura 12), en las que solo se conduce una proporción de ondas P al ventrículo sin los cambios sobre el intervalo PR mencionados (vg, BAV 2:1: grado más avanzado. Alterna una onda P conducida y una no conducida).

Figura 12. BAV de segundo grado avanzado. Conducción auricular variable (3:1)

Fuente: Elaboración propia.

Tercer grado (Figura 13): BAV completo o disociación aurículo ventricular completa. Ninguna onda P se conduce al ventrículo. Frecuencia auricular (ondas P) distinta a frecuencia de escape ventricular (QRS).

Figura 13. BAV completo. Disociación aurículo-ventricular (las ondas P no guardan ninguna relación constante con los complejos QRS, y ambos van a FC disociadas)

Fuente: Elaboración propia.

  • Actitud terapéutica

En situación aguda, el BAV sintomático de alto grado puede tratarse con atropina (poco útil en postoperatorios) o isoproterenol de forma transitoria hasta estimulación con un marcapasos temporal. Tratamiento definitivo: marcapasos permanente en casos sintomáticos con causas no reversibles.

Arritmias en pacientes con cardiopatía congénita intervenida(19)

Durante el seguimiento de los adolescentes y adultos jóvenes con CC intervenida, pueden aparecer eventos arrítmicos sintomáticos o de riesgo para la vida

Durante el seguimiento de los adolescentes y adultos jóvenes con CC intervenida, pueden aparecer eventos arrítmicos sintomáticos o de riesgo para la vida.

  • Las bradicardias suelen deberse a fenómenos adquiridos (cicatrices de atriotomía, secuelas postoperatorias persistentes por lesión del sistema específico de conducción en los cierres de comunicación interventricular), como el bloqueo AV o la disfunción sinusal.
  • La anomalía de Ebstein de la VT asocia la presencia de vías accesorias (una o a veces más de una) y de taquicardias supraventriculares mediadas por las mismas (con un manejo superponible al descrito; las ablaciones en estos pacientes son complejas y de riesgo de recurrencia).
  • El flutter auricular se relaciona con cicatrices de atriotomía, aunque también pueden aparecer formas típicas, a veces predispuestas por dilatación auricular (cirugía de corrección de comunicaciones interauriculares, Fallot, switch auricular en tranposiciones de grandes arterias, intervención de Fontan, sobre todo técnicas no extracardiacas). A largo plazo también pueden darse otras arritmias típicas de mayores edades como la fibrulación auricular.
  • En cuanto a las arritmias ventriculares y el riesgo de muerte súbita, la CC más representativa es la tetralogía de Fallot. Hacia la adolescencia, de hecho, como consecuencia de la evolución modificada de la enfermedad (cicatrices, dilatación ventricular), pueden debutar TV que se presentan como síncope o muerte súbita. Los pacientes pueden requerir antiarrítmicos, ablación y/o un desfibrilador.

Arritmias características de pacientes con miocardiopatías y canalopatías(17)

    • Miocardiopatía hipertrófica (MCH): enfermedad genética del músculo cardiaco más frecuente en la población general. Existe un riesgo de arritmias ventriculares por desorganización de miocitos y la fibrosis intersticial, y durante el seguimiento debe estratificarse mediante puntuaciones específicas en preadolescentes (HCM-Risk Score y Primacy en menores de 16 años, y a partir de los 16 años se aplican modelos de adultos). Las arritmias típicas de riesgo son TV monomorfas, pero pueden darse otros tipos.

Miocardiopatía arritmogénica: entidad poco frecuente en la población general pero sobrerre-presentada en muertes súbitas durante el deporte

    • Miocardiopatía arritmogénica: entidad poco frecuente en la población general pero sobrerrepresentada en muertes súbitas durante el deporte. Muy rara la presentación por debajo de los 10 años. Al igual que en la MCH, la aparición de fibrosis o de infiltración grasa (más rara pero específica) puede predisponer a la aparición de TV, que aparecen típicamente relacionadas con el esfuerzo.

En el síndrome de Brugada, las arritmias no se relacionan con el ejercicio o el esfuerzo, sino que aparecen en reposo, durante el sueño, o después de comidas

  • En las canalopatías, la arritmia final que produce el síncope o la muerte súbita es una TV polimorfa y no monomorfa como en otras cardiopatías estructurales (Figura 14), de manera típica tras una extrasístole ventricular (actividad desencadenada). En el SQTL tipo 1 y 2 existen desencadenantes específicos, como el ejercicio o el estrés o los ruidos. En el síndrome de Brugada, las arritmias no se relacionan con el ejercicio o el esfuerzo, sino que aparecen en reposo, durante el sueño, o después de comidas. En la TVP catecolaminérgica, los desencadenantes son emocionales (discusiones) o la taquicardización del ejercicio.

Figura 14. Taquicardia ventricular polimorfa/torsión de puntas

Fuente: Elaboración propia.

Consideraciones sobre estilo de vida y participación deportiva de niños con arritmias cardiacas(20)

Deben conocerse situaciones de riesgo que no permiten la práctica de deporte sin restricción en niños y adolescentes con enfermedad cardiaca de riesgo

La realización de ejercicio físico de forma regular se asocia a una menor mortalidad, tanto en pacientes sin enfermedad de base como en pacientes con cardiopatía. En consecuencia, se debe promover una actividad física moderada en todos los individuos. Sin embargo, el ejercicio puede ser un desencadenante de arritmias y de muerte súbita en individuos predispuestos cuyo riesgo debe individualizarse.

El tipo de ejercicio puede clasificarse en varias categorías:

  • Deporte en ámbito recreativo frente a deporte de competición. El deporte recreativo se caracteriza por su contenido lúdico: el objetivo es jugar. Por otro lado, el deporte de competición se caracteriza porque el objetivo es competir y ganar.
  • Un mismo deporte puede practicarse por tanto a diferentes niveles de intensidad: leve, moderada o alta. La intensidad puede medirse por criterios objetivos (frecuencia cardiaca o consumo de oxígeno) y subjetivos (sensación de disnea y sudoración).

Pacientes con palpitaciones o síncope sin datos de alarma y estudio normal pueden realizar deporte de competición

Recomendaciones específicas:

  • En pacientes con MCH no se recomienda la práctica de deportes de alta intensidad ni de competición. En individuos seleccionados sin factores de riesgo se podrá considerar la participación en deportes recreativos de baja intensidad.
  • En pacientes con miocardiopatía arritmogénica, los programas de ejercicio regular y de alta intensidad se asocian tanto con una mayor progresión de la enfermedad como con una mayor tasa de eventos adversos por lo que el ejercicio físico está desaconsejado.
  • El diagnóstico de Síndrome de QT largo, en general implica la prohibición de realizar ejercicio físico de competición, siendo el riesgo variable según la mutación por lo que debe de realizarse estudio genético en todos los pacientes (mayor riesgo en pacientes afectos de síndrome de QT largo tipo 1).
  • Las guías siguen siendo muy restrictivas con la práctica deportiva en los pacientes con taquicardia ventricular polimórfica catecolaminérgica.
  • En pacientes con preexcitación en ECG basal, generalmente se desaconseja la realización de ejercicio físico de competición hasta no ser evaluados por un especialista.
  • Pacientes con palpitaciones o síncope sin datos de alarma y estudio normal pueden realizar deporte de competición.

 

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No existen conflictos de interés en la realización de este artículo.

 

 

 

Motivos de consulta más frecuentes en la consulta de cardiología

 

Motivos de consulta más frecuentes en la consulta de cardiología

A. Ortigado Matamala.
Jefe de Servicio de Pediatría. Cardiología Pediátrica. Hospital Universitario Guadalajara. Profesor de Facultad de Medicina, Universidad de Alcalá. Madrid.

 

Fecha de recepción: 18-07-2024
Fecha de publicación: 31 de octubre 2024

 

Adolescere 2024;XII(3): 17-29

 

Resumen

El dolor torácico, la disnea de esfuerzo, el síncope y las palpitaciones son motivos frecuentes de consulta en Pediatría, y particularmente en adolescentes. La etiología es múltiple, la mayoría benigna, de causa no cardíaca, pero genera ansiedad y preocupación al paciente y a la familia, porque se percibe y malinterpreta como una patología cardíaca oculta, potencialmente letal. En ocasiones, esta situación provoca absentismo escolar, cese de actividades deportivas, demanda de pruebas complementarias y derivación al especialista. Una anamnesis detallada, una adecuada exploración física, junto con un ECG, deben proporcionar un diagnóstico general y mostrar las características clave para identificar a los pacientes de alto riesgo. Los adolescentes con una exploración cardíaca anormal, ECG alterado, antecedentes familiares preocupantes o síntomas asociados al ejercicio deben ser derivados a un cardiólogo pediátrico.

Palabras clave: Dolor torácico; Disnea de esfuerzo; Síncope; Palpitaciones; Adolescencia.

Abstract

Chest pain, exercise-induced dyspnea, syncope and palpitations are common reasons for consultation in Pediatrics, and particularly among adolescents. The etiology is multiple, being most of them benign, with a noncardiac cause, but generating anxiety and concern to the patient and family, because it is perceived and misinterpreted as a hidden cardiac pathology, and potentially lethal. Sometimes, this situation leads to school absenteeism, cessation of sports activities, demand for complementary tests and referrals to a specialist. A detailed history, an adequate physical examination, along with an ECG, should provide general diagnosis and show the key features for identifying high-risk patients. Adolescents with an abnormal cardiac examination, abnormal ECG, concerning family history, or symptoms associated with exercise should be referred to a Pediatric Cardiologist.

Key words: Chest pain; Exercise-induced dyspnea; Syncope; Palpitations; Adolescence.

 

Introducción

Los motivos de consulta de temas cardiológicos en el adolescente generan una gran preocupación y ansiedad, tanto en el paciente como en su familia, aunque se trate de un adolescente aparentemente sano, sin antecedentes de cardiopatía. Los motivos de consulta cardiológica más frecuentes en adolescentes sanos son: dolor torácico, disnea de esfuerzo, síncope y palpitaciones. La mayoría de las veces se trata de un proceso benigno, pero son percibidos como una patología cardíaca encubierta, potencialmente letal, que provoca a veces absentismo escolar, cese de la actividad deportiva, demanda de pruebas complementarias y derivaciones al médico especialista. El reto del pediatra, tanto en los Servicios de Urgencias como en las Consultas de Atención Primaria es saber identificar los casos potencialmente patológicos y saber cómo se debe actuar.

Es importante recordar que la adolescencia es un periodo de la vida clave en la salud cardiovascular por varios motivos. En primer lugar, los factores de riesgo reconocidos en la vida adulta pueden estar ya presentes en un adolescente “sano” (síndrome metabólico). En segundo lugar, el adolescente tiene una tendencia a experimentar y minimizar el peligro, lo cual favorece la aparición de factores de riesgo cardiovasculares de carácter sociocultural y que pueden condicionar la clínica, como, por ejemplo, el ejercicio anaeróbico intenso, una dieta no equilibrada, bebidas energéticas sin control, o incluso el consumo de drogas.

El electrocardiograma (ECG) es una prueba complementaria de gran ayuda, y accesible tanto en los Servicios de Urgencias como en Atención Primaria. Lo importante de la lectura e interpretación del ECG no es dar un diagnóstico exacto, sino saber identificar hallazgos patológicos(1).

El dolor torácico, la disnea de esfuerzo, el síncope y las palpitaciones suelen ser benignos en la adolescencia, pero genera ansiedad y preocupación en el paciente y en su familia

El dolor torácico, la disnea de esfuerzo, el síncope y las palpitaciones suelen ser benignos en la adolescencia, pero genera ansiedad y preocupación en el paciente y en su familia.

Dolor torácico

A diferencia del adulto, el dolor torácico en el adolescente, suele ser reflejo de un proceso benigno y autolimitado

El dolor torácico en adolescentes es un motivo de preocupación y angustia tanto en el paciente como en su familia por asociarlo a patología cardíaca, sin embargo, a diferencia del adulto, suele ser más frecuente reflejo de un proceso benigno y autolimitado.

La etiología puede ser muy diversa y amplia, el primer objetivo del pediatra es descartar un posible origen cardíaco o enfermedad potencialmente grave (Tabla I). En Pediatría, el dolor torácico supone el 0,3-0,6 % de las consultas de los servicios de urgencias(2).

Tabla I. Causas de dolor torácico en pediatría


TSVI: tracto de salida del ventrículo izquierdo.

Fuente: Elaboración propia.

Origen musculoesquelético

La etiología más frecuente de dolor torácico en adolescentes sanos sin antecedentes patológicos es musculoes-quelético

Es la etiología más frecuente de dolor torácico en adolescentes sanos sin antecedentes patológicos. Se suele relacionar con traumatismos, respiración profunda o con la mecánica de la caja torácica.

En la costocondritis el dolor está localizado en la unión condrocostal (esternoclavicular o esternocostal); una variante es el síndrome de Tietze (en las costillas superiores, 2ª y 3ª). El dolor es reproducible con la palpación o con ciertos movimientos de los brazos.

En el síndrome de pinzamiento precordial (“punzada de Teixidor”), el dolor es intenso, localizado, de inicio brusco, pero de corta duración (segundos), no es reproducible, pero empeora con la respiración profunda y puede ser recurrente. No precisa tratamiento.

El síndrome de la costilla flotante afecta a las costillas 8ª, 9ª y 10ª que no están unidas al esternón y están fijadas por tejido fibroso que se puede lesionar. El dolor es reproducible al traccionar del borde costal(3).

Origen respiratorio

El dolor torácico puede estar en relación con el esfuerzo respiratorio y la distensión de la musculatura respiratoria de la tos y especialmente en el asma inducido por el ejercicio. Tanto la neumonía como el derrame pleural son también motivos de dolor torácico, en la neumonía el dolor puede ser también referido como dolor abdominal, y en el dolor pleurítico se agrava con la tos y la respiración profunda. Una entidad especifica es la pleurodinia asociada a la infección por enterovirus.

En el neumotórax el dolor es de aparición brusca, se irradia a espalda, asociado a disnea, pero puede ser de intensidad variable, con riesgo de inestabilidad hemodinámica si es a tensión.

El neumotórax es más frecuente en adolescentes con fenotipo leptosómico (alto y delgado)

El neumotórax es más frecuente en adolescentes con fenotipo leptosómico (alto y delgado).

El neumomediastino espontáneo es raro en la adolescencia, pero también es causa de dolor torácico, disnea y disfagia. Los precipitantes pueden ser: crisis asmática, infecciones respiratorias, maniobras de Valsalva, vómitos o consumo de drogas. En la exploración física puede haber un enfisema subcutáneo cervical o precordial, y auscultación de crujido precordial con los latidos cardíacos (signo de Hamman)(4).

Entre causas infrecuentes de dolor torácico, debemos tener presente el tromboembolismo pulmonar (adolescentes con riesgo de trombofilia) y la hipertensión pulmonar idiopática o secundaria a patología pulmonar, cardíaca o enfermedad sistémica.

En la anemia de células falciformes (drepanocitosis) puede asociar un dolor torácico específico, formando parte del síndrome torácico agudo, un cuadro agudo junto con fiebre, tos, taquipnea y disnea. Es un proceso que combina neumonía e infarto pulmonar, clínicamente indistinguibles y que, además, pueden coexistir. El diagnóstico exige un alto índice de sospecha, debido a las múltiples formas de presentación y a la frecuente normalidad del estudio radiológico inicial. La incidencia de la drepanocitosis en España está aumentando, debido a la creciente población inmigrante, principalmente la de origen africano, motivo de revisar y actualizar los conocimientos en esta compleja enfermedad y sus complicaciones.

Origen gastrointestinal

El dolor esofágico es la principal causa de dolor torácico de origen gastrointestinal

El dolor esofágico es la principal causa de dolor torácico de origen gastrointestinal. El dolor esofágico puede estar en relación por patología de la mucosa o por espasmos del mússculo liso, muchas veces en relación con la enfermedad por reflujo gastroesofágico, una esofagitis eosinofílica o la ingesta de un cuerpo extraño. El dolor es retroesternal, opresivo, una quemazón ascendente o dirigirse a la espalda, asociado a disfagia; se relaciona con la ingesta de alimentos, bebidas gaseosas y empeora por la noche en decúbito(1,2).

Origen cardiovascular

Las cardiopatías con obstrucción del tracto de salida del ventrículo izquierdo como la estenosis aórtica o la miocardiopatía hipertrófica pueden presentar un dolor torácico de tipo isquémico (opresivo precordial, irradiado a cuello, espalda o brazos), acompañado con un intenso cortejo vegetativo y agravado con el estrés físico o psíquico. En estos casos, es clave la auscultación cardiaca con la presencia de un soplo sistólico.

Las anomalías de las arterias coronarias congénitas (origen anómalo de la arteria coronaria izquierda, “Anomalous origin of the Left Coronary Artery from the Pulmonary Artery “, síndrome de ALCAPA) o adquiridas (enfermedad de Kawasaki), el vasoespasmo coronario por consumo de drogas (cocaína anfetaminas), o la vasooclusión coronaria en adolescentes con drepanocitosis (disfunción endotelial, estado protrombótico), también son motivo de un dolor torácico tipo isquémico con alteración del ECG (desnivel del segmento ST e inversión de la onda T). En estos casos es necesario monitorizar las enzimas cardiacas (troponinas) como marcador biológico del posible daño miocárdico.

Las arritmias, especialmente las taquiarritmias, pueden ser percibidas como dolor torácico (ver apartado “palpitaciones”).

El dolor torácico por rotura o disección aórtica es raro en adolescentes, pero debe considerarse en grupos de riesgo, como las conectivopatías (síndrome de Marfan o síndrome de Ehlers-Danlos), síndrome de Turner, síndrome de Noonan o válvula aórtica bicúspide. El dolor torácico es intenso, irradiado a espalda o abdomen, y supone una verdadera emergencia cardiovascular por su compromiso hemodinámico(4).

En la pericarditis aguda el dolor torácico es precordial, se puede irradiar a cuello o epigastrio, aumenta en decúbito prono, con la tos, la inspiración, la deglución y mejora en sedestación inclinado hacia delante

En la pericarditis aguda el dolor torácico es el síntoma dominante, es un dolor precordial, se puede irradiar a cuello o epigastrio, aumenta en decúbito prono, con la tos, la inspiración, la deglución y mejora en sedestación con el tronco inclinado hacia delante. En la auscultación se aprecia el roce pericárdico, pero su ausencia no excluye el diagnóstico. El ECG es clave para el diagnóstico y se definen cuatro fases(5):

  • Estadio I (fase aguda): elevación generalizada del segmento ST con onda T positiva y depresión del intervalo PR (Figura 1).
  • Estadio II (fase subaguda): aplanamiento del segmento ST y de la onda T.
  • Estadio III: inversión de la onda T que puede durar semanas y meses, pero no significa persistencia de la enfermedad.
  • Estadio IV: normalización de la onda T.

En la pericarditis es recomendable la ecocardiografía para descartar derrame pericárdico o miocarditis asociada.

Figura 1. ECG de un adolescente con pericarditis aguda (estadio I)

Fuente: Elaboración propia.

El dolor torácico tiene múltiples causas, la mayoría son extracardíacas, pero el adolescente y su familia lo viven como una amenaza que condiciona su día a día

El dolor torácico tiene múltiples causas, la mayoría son extracardíacas, pero el adolescente y su familia lo viven como una amenaza que condiciona su día a día.

Disnea de esfuerzo

El ejercicio físico en general, y el deporte en particular, es considerado una actividad cardiosaludable. Sin embargo, ver a un adolescente, aparentemente sano, que deja de hacer una actividad deportiva porque “no puede respirar”, es una situación que genera preocupación y es motivo de consulta médica.

La disnea de esfuerzo en relación con la actividad física en adolescentes es relativamente frecuente (19 %). La principal causa es el asma de esfuerzo en pacientes ya conocidos, pero también hay casos infradiagnosticados por su recuperación espontánea y normalidad clínica posterior. Para el correcto diagnóstico del broncoespasmo inducido por el ejercicio se precisa de pruebas funcionales (ergometrías, espirometrías)(6).

La disfunción de cuerdas vocales es causa también de disnea de esfuerzo por una aducción de las cuerdas vocales, principalmente en la inspiración, que produce un cierre inapropiado de la glotis. Esta obstrucción de la vía aérea es a nivel superior (laringe), mostrando estridor inspiratorio, pero si afecta también la espiración puede simular una crisis asmática con sibilancias. Se trata de un cuadro funcional, no hay un tratamiento específico. En la fase aguda se debe tranquilizar al paciente y evitar maniobras que aumenten el flujo aéreo (hiperventilación, llanto). Como tratamiento de fondo, se recomienda valoración por foniatra y control de los factores precipitantes (ansiedad y estrés)(7).

La anafilaxia inducida por el ejercicio, aunque de incidencia menor, es un cuadro clínico potencialmente grave. El ejercicio físico puede inducir a una urticaria colinérgica cutánea, pero también a una anafilaxia propiamente dicha en estado postprandial. La clínica inicial es cansancio, sensación de calor, prurito, habones con angioedema en manos y pies. Posteriormente, aparece la clínica respiratoria con disnea de esfuerzo y el peligroso angioedema laríngeo con riesgo de shock. El tratamiento del proceso agudo es la administración intramuscular de adrenalina, y posterior estudio y control en alergología.

El ejercicio físico aumenta el consumo de oxígeno muscular y provoca un aumento de la ventilación y del gasto cardíaco. Por lo tanto, se debe tener precaución en la valoración de la disnea de esfuerzo en adolescentes con cardiopatías y limitación de gasto cardíaco.

Un cuadro específico es el puente miocárdico, una anomalía congénita de las arterias coronarias (rama interventricular de la descendente anterior). En este caso la arteria coronaria tiene un curso intramiocárdico que se comprime durante el ciclo cardíaco y reproduce un síndrome coronario agudo. La clínica que presenta el paciente puede ser disnea de esfuerzo y confundirse con el asma, y el uso de betaadrenérgicos puede empeorar el cuadro. La mala respuesta al tratamiento broncodilatador y las posibles anomalías detectadas en el ECG, son motivo de derivación al cardiólogo(8,9).

No obstante, la disnea de esfuerzo depende de la tolerancia individual al ejercicio físico. Cualquier adolescente sano lo puede presentar, dependiendo de su estado de forma y según el ejercicio físico realizado que puede ser más intenso o duradero de lo habitual, o si lo realiza en determinadas condiciones climáticas adversas (temperatura y humedad).

La disnea de esfuerzo requiere descartar un asma no identificado o mal controlado, o una disfunción de cuerdas vocales

La disnea de esfuerzo requiere descartar un asma no identificado o mal controlado, o una disfunción de cuerdas vocales.

Síncope

Síncope es la pérdida súbita de la conciencia y del tono postural debido a una hipoperfusión transitoria, de inicio rápido, de corta duración y con recuperación espontánea y completa. Se debe diferenciar el síncope de otras situaciones con pérdida transitoria de conciencia, como las causas neurológicas (epilepsia, migraña, traumatismo craneoencefálico, accidente cerebro vascular transitorio), las causas metabólicas (hipoglucemia), las intoxicaciones (fármacos, drogas, monóxido de carbono…), o un problema psicógeno. Es importante no confundir con presíncope, situación clínica con los síntomas previos del síncope, es decir, la clínica vegetativa (mareo, palidez, sudoración fría, visión borrosa), pero sin perder la conciencia. El presíncope es un síncope frustrado. Un síncope prolongado puede asociar contracciones musculares (crisis sincopal) pero no deben confundirse con crisis epilépticas(10).

El síncope es frecuente en pediatría, afecta al 15-25 %, con un pico de máxima incidencia en la adolescencia y sexo femenino (30-50 %)

El síncope es frecuente en pediatría, afecta al 15-25 %, con un pico de máxima incidencia en la adolescencia y sexo femenino (30-50 %). Las causas del síncope son múltiples, con patogenia variada (Tabla II)(11).

Tabla II. Clasificación de los síncopes en Pediatría

Fuente: Elaboración propia.

El síncope reflejo o neuromediado es el más frecuente (75 %); el más conocido es el síncope vasovagal (síncope neurocardiogénico). En estos casos, ante situaciones predisponentes (ambiente caluroso, local cerrado, bipedestación prolongada, ayuno, anemia…), hay factores precipitantes (trigger) del síncope, como el cambio ortostático, o incluso el estrés emocional (miedo, dolor, ansiedad) que lo desencadenan. Los espasmos de sollozo de los primeros años de vida, conocidos en Pediatría con sus dos variantes: el tipo cianótico (tras rabieta), y sobre todo el tipo pálido (tras un susto) son equivalentes del sincope vasovagal en la adolescencia(10).

Hay síncopes que ocurren en situaciones específicas, como en la micción (especialmente en varones en la primera micción de la mañana), con el peinado (en mujeres de pelo largo), en maniobras de Valsalva (toser, soplar), o con el masaje del seno carotídeo(12).

En la adolescencia es frecuente el síndrome de taquicardia postural ortostática (POTS), como consecuencia de una intolerancia al ortostatismo

Una entidad frecuente en la adolescencia es el síndrome de taquicardia postural ortostática, conocida como POTS (Postural Orthostatic Tachycardia Sindrome), como consecuencia de una intolerancia al ortostatismo. En los primeros 10 minutos tras reincorporarse a la bipedestación, aparece una taquicardia 120-130 lpm, sin hipotensión. Se trataría de una exageración del mecanismo compensador del síncope neuromediado(13,14).

Uno de los objetivos del médico es identificar un posible origen cardiaco del síncope en el adolescente, que, aunque es poco frecuente (5-10 %), tiene una gran trascendencia clínica. Entre las causas cardíacas del síncope están las cardiopatías con obstrucción del tracto de salida ventricular (estenosis aórtica, miocardiopatía hipertrófica), hipertensión pulmonar, disfunción miocárdica (miocardiopatía dilatada, miocarditis, enfermedad de Kawasaki), bradiarritmia (bloqueo auriculoventricular completo), o taquiarritmias (taquicardia ventricular)(15,16).

Mención especial merecen las canalopatías, especialmente el síndrome de QT largo (SQTL) y el síndrome de Brugada, con corazones estructuralmente sanos que pueden debutar con un síncope

Mención especial merecen las canalopatías, especialmente el síndrome de QT largo (SQTL) y el síndrome de Brugada, con corazones estructuralmente sanos y que pueden debutar con un síncope (ver apartado palpitaciones)(17).

Hay que diferenciar el síncope de otras entidades clínicas asociadas a pérdida transitoria de conciencia, como pueden ser algún tipo de epilepsia, la migraña basilar, accidentes cerebrovasculares transitorios, narcolepsia, “drop attacks”, elevaciones agudas del líquido cefalorraquídeo (hidrocefalia).

Recordar también, que ante un adolescente con un síncope debemos tener presente la posibilidad de la ingesta de tóxicos, drogas o fármacos (especialmente los que alargan el intervalo QT), las hipoglucemias sintomáticas, los “síncopes psicógenos” por hiperventilación (crisis de pánico, crisis de histeria, reacción de conversión) o un embarazo desconocido.

Una anamnesis detallada de los hechos puede ser clave para el diagnóstico etiológico de un síncope. Las canalopatías del potasio aparecen más durante el día, por ejemplo, en el síndrome de QT largo tipo 1 se relaciona con el ejercicio físico (en especial, con la natación), y el síndrome de QT largo tipo 2 con el estrés emocional (estímulo auditivo), Mientras que las canalopatías del sodio, se manifiestan más por la noche con el sueño como el síndrome de QT largo tipo 3 y el síndrome de Brugada.

La prolongación del intervalo QT se clasifica en dos grandes grupos según su etiología: SQTL congénito (SQTLC) y SQTL adquirido (SQTLA). Entre los factores de riesgo descritos para desarrollar SQTLA los trastornos metabólicos y las alteraciones electrolíticas, especialmente la hipopotasemia y la hipocalcemia. La causa adquirida más frecuente de este síndrome es la farmacoterapia. Se han asociado variedad de medicamentos con este fenómeno, entre ellos antiarrítmicos, antipsicóticos, antidepresivos, antineoplásicos, antihistamínicos, anticolinérgicos y antibióticos como macrólidos y fluoroquinolonas. Tanto el médico como los pacientes pueden consultar el listado de fármacos que alargan el intervalo QT en crediblemeds.org y torsades.net(18).

En la valoración de un adolescente con un síncope debemos considerar:

  • Antecedentes personales: cardiopatías, epilepsia, diabetes, embarazo…
  • Antecedentes familiares: miocardiopatías, arritmias, muerte súbita…
  • Historia clínica: contexto del síncope, factores predisponentes y factores desencadenantes.
  • Clínica inicial (pródromos): palidez, sudoración, náuseas, dolor abdominal, visión borrosa, palpitaciones, dolor torácico…
  • Descripción del síncope: duración, coloración, posición corporal, respiración, movimientos anormales…
  • Clínica posterior: recuperación, somnolencia, palpitaciones, focalidad neurológica…
  • Toma de constantes, incluida glucemia capilar.
  • Exploración física detallada con examen neurológico completo y auscultación cardiopulmonar.
  • Una vez recuperado el síncope: maniobras de cambios posturales (en decúbito y en bipedestación), con toma de tensión arterial y frecuencia cardíaca.
  • Realizar ECG para valorar frecuencia, ritmo y patrones de riesgo (ver apartado de palpitaciones).

La mayoría de los síncopes son neuromediados y no precisan un tratamiento específico, pero el médico debe manejar estos casos dando información al paciente y a su familia, basado en tres pilares:

  1. Tranquilizar de la naturaleza benigna del cuadro.
  2. Educar para reconocer y evitar los factores desencadenantes y predisponentes.
  3. Prevenir y saber actuar ante los pródromos e interrumpir el proceso, tomando una posición de seguridad (supino con elevación de miembros inferiores) y maniobras de contrapresión (cruzar las piernas con tensión en bipedestación, contracción de manos, entrelazar las manos y tensar los brazos con los codos hacia fuera).

La anamnesis detallada del contexto del síncope es clave para su diagnóstico. La base del tratamiento se basa en tranquilizar, educar en reconocer los factores desencadenantes para prevenirlos y saber actuar si aparecen

La anamnesis detallada del contexto del síncope es clave para su diagnóstico. La base del tratamiento se basa en tranquilizar, educar en reconocer los factores desencadenantes para prevenirlos y saber actuar si aparecen.

Palpitaciones

Las palpitaciones son sensaciones desagradables de los latidos cardíacos propios que se perciben como latidos violentos (ritmo irregular) o latidos acelerados (taquicardia). Las palpitaciones son frecuentes en adolescentes y genera una preocupación importante en el paciente y en su familia(19).

La mayoría de las palpitaciones son benignas y en adolescentes toma especial relevancia la ingesta de bebidas energéticas y el consumo de drogas estimulantes

Las causas de palpitaciones son múltiples (Tabla III), la mayoría son benignas y en adolescentes toma especial relevancia el componente emocional (ansiedad, crisis de pánico) y la ingesta de bebidas energéticas y consumo de drogas estimulantes (cocaína, fenciclidina-PCP).

Tabla III. Causas de palpitaciones en Pediatría

Fuente: Elaboración propia.

La mayoría de las palpitaciones aisladas suelen ser extrasístoles, es decir, latidos prematuros, y los que se perciben más son las extrasístoles ventriculares (EV), con una pausa compensadora posterior que genera la sensación latido violento (“vuelco al corazón”).

Las EV se registran en el ECG como complejos QRS anchos (morfologías diferentes al complejo QRS de un ciclo sinusal), adelantado, no precedido de onda P, con alteración de la repolarización (onda T con eje opuesto al eje del complejo QRS) y pausa compensadora completa posterior.

Las EV benignas pueden aparecer en “corazones sanos”, suelen ser de baja frecuencia (<1/minuto, < 60/hora), monomórficas (QRS con la misma morfología) y desaparecen con el aumento del cronotropismo (ejercicio)(20).

Sin embargo, también pueden aparecer en las miocarditis, miocardiopatías, tumores, hipertiroidismo, hipoxia, hipovolemia, ingesta de fármacos (antiarrítmicos, beta-agonistas), o de sustancias/ drogas estimulantes (cafeína, cocaína)(21).

Los motivos de derivación al cardiólogo son cuando no se cumplen estos criterios de benignidad en un adolescente con cardiopatía, si hay antecedente familiar de muerte súbita, arritmias o miocardiopatías; cuando se asocian a síncope, o cuando son muy sintomáticas.

En adolescentes, se puede auscultar una arritmia sinusal respiratoria, una variación del ritmo cardíaco en relación con la respiración, se acelera en la inspiración y se enlentece en la espiración

En adolescentes, al igual que en pediatría, se puede auscultar un ritmo irregular que corresponde a una arritmia sinusal respiratoria, una variación del ritmo cardíaco en relación con la respiración, se acelera en la inspiración y se enlentece en la espiración, siempre en ritmo sinusal, es fisiológico y no precisa tratamiento (Figura 2).

Figura 2. Arritmia respiratoria sinusal

Fuente: Elaboración propia.

En la adolescencia, el síndrome de taquicardia postural ortostática, conocida como POTS (Postural Orthostatic Tachycardia Sindrome), también es motivo de palpitaciones en los cambios ortostáticos con una taquicardia 120-130 lpm, sin hipotensión. No precisa tratamiento, se trata de un trastorno benigno de sistema nervioso autónomo implicado en el mecanismo compensador del síncope neuromediado(14).

La taquicardia no sinusal más frecuente en Pediatría es la taquicardia supraventricular por reentrada (vía accesoria auriculoventricular o intranodal), con frecuencias cardíacas por encima de 200 lpm

La taquicardia no sinusal más frecuente en Pediatría es la taquicardia supraventricular por reentrada (vía accesoria auriculoventricular o intranodal), con frecuencias cardíacas por encima de 200 lpm, con un inicio y final bruscos (taquicardia paroxística). En el ECG es una taquicardia regular de QRS estrecho. El ECG basal puede ser normal o mostrar un patrón de Wolff-Parkinson-White (WPW)(16).

Otras taquiarritmias que hay que tener presentes son las taquicardias ventriculares (QRS ancho), en especial, las asociadas a las canalopatías hereditarias, donde el antecedente familiar es clave y el ECG basal puede ser de gran ayuda.

Patrones en el ECG basal que orientan al diagnóstico (Figura 3):

  • Patrón de Wolff-Parkinson-White (WPW): intervalo PR corto, presencia de onda delta (preexcitación) que ensancha el complejo QRS.
  • Medir el intervalo QT (fórmula de Bazett) (Figura 4): síndrome QT largo (>450 mseg en hombres, >460 mseg en mujeres) y síndrome QT corto (< 330 mseg).
  • Síndrome de Brugada: patrón tipo 1 con elevación descendente del segmento ST >2mm (“aleta de tiburón”), con ondas T negativas en derivaciones precordiales derechas.
  • Displasia arritmogénica del ventrículo derecho: onda épsilon (potenciales eléctricos de baja amplitud al final del complejo QRS), en derivaciones precordiales derechas, y ondas T invertidas en derivaciones precordiales más allá de V1-V2 en ausencia de bloqueo de rama derecha.

Figura 3. A: patrón de WPW. B: patrón tipo 1 del síndrome de Brugada. C: intervalo QT largo

Fuente: Elaboración propia.

Figura 4. Fórmula de Bazett: medición del intervalo QT corregido (QTc)

Fuente: Elaboración propia.

Las palpitaciones en el adolescente suelen ser benignas con un importante componente emocional y la interpretación del ECG es decisiva

Las palpitaciones en el adolescente suelen ser benignas con un importante componente emocional y la interpretación del ECG es decisiva.

Derivación al cardiólogo

Para finalizar, con un carácter práctico y para poder ayudar al médico a la hora de tomar decisiones con adolescentes que son atendidos por algún tema cardiológico, se exponen las circunstancias y factores que justifican la derivación del paciente a consulta de cardiología(1,2,3).

Antecedentes familiares

  • Muerte súbita.
  • Miocardiopatías familiares: miocardiopatía hipertrófica, miocardiopatía dilatada, miocardiopatía no compactada, displasia arritmogénica del ventrículo derecho.
  • Arritmias familiares: síndrome QT largo, síndrome QT corto, síndrome de Brugada, taquicardia ventricular polimorfa catecolaminérgica.

Antecedente personal

  • Cardiopatía congénita o miocardiopatía.
  • Arritmia cardíaca: síndrome WPW, canalopatías.
  • Síndrome de Marfan, síndrome de Ehlers-Danlos.

Contexto del proceso

  • Síncope con el ejercicio, en el agua, tras estimulo auditivo, durante en el reposo nocturno.
  • Dolor torácico y/o palpitaciones durante el ejercicio físico.

Exploración física y pruebas complementarias

  • Auscultación cardíaca: soplos.
  • ECG con alteraciones.

En las consultas de cardiología estos pacientes son estudiados con ECG y ecocardiografía, y según el motivo de consulta se solicitan diferentes pruebas:

  • Radiografía de tórax.
  • Analítica sanguínea: hemograma, reactantes de fase aguda, bioquímica, perfil férrico, perfil tiroideo, enzimas cardíacas (CPK-MB, troponinas).
  • ECG-Holter.
  • Ergometría (prueba de esfuerzo).

En casos especiales y seleccionados se puede ampliar el estudio:

  • Tomografía computarizada (TC): angio-TC, TC coronario.
  • Resonancia magnética cardiaca.
  • Cateterismo cardíaco.
  • Estudio de electrofisiología.
  • Estudio genético.

Los antecedentes familiares, el contexto del evento, su relación con el ejercicio físico, así como las alteraciones en la exploración cardiológica o anomalías en el ECG, son motivos de derivación al cardiólogo

Los antecedentes familiares, el contexto del evento, su relación con el ejercicio físico, así como las alteraciones en la exploración cardiológica o anomalías en el ECG, son motivos de derivación al cardiólogo.

 

Bibliografía

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17. Lankaputhra M, Voskoboinik A. Congenital long QT syndrome: a clinician’s guide. Intern Med J. 2021;51:1999-2011.

18. Sharma N, Cortez D, Disori K, Imundo JR, Beck M. A Review of Long QT Syndrome: Everything a Hospitalist Should Know. Hosp Pediatr. 2020;10:369-75.

19. Sedaghat-Yazdi F, Koenig PR. The teenager with palpitations. Pediatr Clin North Am. 2014;61:63-79.

20. Sánchez Pérez I. Arritmias más frecuentes en la población infantojuvenil. Pediatr Integral. 2016;XX(8):527-38.

21. Weinstock C, Wagner H, Snuckel M, Katz M. Evidence-Based Approach to Palpitations. Med Clin North Am. 2021105:93-106.

Bibliografía recomendada

  • Danon S. Chest Pain, Palpitations, and Syncope: Preventing Sudden Cardiac Death in Children. Adv Pediatr. 2023;70:171-85.
  • von Alvensleben JC. Syncope and Palpitations: A Review. Pediatr Clin North Am. 2020;67:801-10.
  • Shen WK, Sheldon RS, Benditt DG, Cohen MI, Forman DE, Goldberger ZD, et al. 2017 ACC/AHA/HRS Guideline for the Evaluation and Management of Patients With Syncope: A Report of the American College of Cardiology/American Heart Association Task Force on Clinical Practice Guidelines and the Heart Rhythm Society. Circulation. 2017;136:e60-e122.
  • Sedaghat-Yazdi F, Koenig PR. The teenager with palpitations. Pediatr Clin North Am. 2014;61:63-79.

No existen conflictos de interés en la realización de este artículo.

 

 

Situación actual y evaluación del niño y adolescente con enfermedad cardíaca

 

Situación actual y evaluación del niño y adolescente con enfermedad cardíaca

C. Blanco Rodríguez(1), A.I. Usano Carrasco(2).
(1)Pediatría. Cardiología pediátrica. C.S Sanchinarro. Cardiatrics. (2) Pediatría. Cardiología pediátrica. Hospital Universitario Puerta de Hierro. Cardiatrics. Madrid.

 

Fecha de recepción: 28-06-2024
Fecha de publicación: 31 de octubre 2024

 

Adolescere 2024;XII(3): 6-16

 

“don ´t just listen, but hear”

 

Resumen

Las cardiopatías congénitas son las malformaciones estructurales congénitas graves más frecuentes. Aunque la mayoría de éstas son diagnosticadas en periodo fetal, debido a la mejora del diagnóstico prenatal, pueden escaparse a la detección cardiopatías hereditarias que se expresan de forma tardía o las que son adquiridas en la infancia. La historia clínica es una herramienta de oro para la sospecha y orientación de una patología cardíaca definida. El electrocardiograma y el ecocardiograma son pruebas muy eficaces que ayudan a completar el diagnóstico ante la sospecha de una cardiopatía. El soplo inocente es un signo muy frecuente en niños sanos (>2 años) que debemos diferenciar de un soplo de características orgánicas: alta intensidad, holosistólico, diastólico o continuo, click sistólico asociado. Los pacientes con sospecha de soplo orgánico o soplo (fundamentalmente < 3 meses), sospecha de cardiopatía o arritmias significativas, antecedentes familiares de riesgo deben ser remitidos para valoración por cardiología pediátrica. Se debe realizar un cribado predeportivo para detectar enfermedades cardiovasculares potencialmente letales en niños y adolescentes deportistas para evitar la muerte súbita con el deporte.

Palabras clave: Soplo; Cardiopatía congénita; Deporte; Muerte súbita.

Abstract

Congenital heart diseases are the most common severe congenital structural malformations. Although most congenital heart diseases (CHD) are diagnosed during the fetal period due to improved prenatal diagnosis, hereditary heart diseases that manifest late or those acquired during childhood may escape detection. The medical history is a crucial tool for the suspicion and approach to a specific cardiac pathology. The electrocardiogram (ECG) and echocardiogram are highly effective tests that help complete the diagnosis when a heart disease is suspected. An innocent murmur is a very common sign in healthy children (over 2 years old) that we must differentiate from an organic murmur: high intensity, holosystolic, diastolic or continuous, associated systolic click. Patients with a suspected organic murmur (especially under 3 months of age), significant heart disease or arrhythmias, and family history of risk should be referred for evaluation to Pediatric Cardiology. Pre-participation cardiovascular screening, including medical history and ECG, should be performed to detect potentially life-threatening cardiovascular diseases in child and adolescent athletes to detect conditions at risk of sudden death during exercise.

Key words: Murmur; Congenital cardiopathy; Sports; Sudden death.

 

Epidemiología

Hay cardiopatías hereditarias que tienen expresión tardía en la adolescencia/juventud y si no las sospechamos pueden pasar desapercibidas

La mayoría de las enfermedades cardíacas que se manifiestan durante la infancia son cardiopatías congénitas (CC), que pueden tener alteraciones genéticas y ser hereditarias. Una parte importante de los niños con problemas cardíacos estructurales son diagnosticados en periodo fetal a través del cribaje ecográfico de obstetras y cardiólogos infantiles. No debemos olvidar que hay cardiopatías hereditarias que tienen expresión tardía en la adolescencia/juventud y que si no las sospechamos pueden pasar desapercibidas. Además hay un grupo de cardiopatías adquiridas que pueden manifestarse a lo largo de la edad infantil sin estar presentes al nacimiento.

La incidencia de las CC se estima de 3-8/1000 RN vivos con importantes variaciones en la literatura(1), siendo dentro de las malformaciones estructurales congénitas graves la más frecuente. En los últimos años la incidencia de CC graves ha disminuido, debido a la mejora y precisión del diagnóstico prenatal y secundariamente el aumento de interrupciones legales del embarazo. Por el contrario, hay un aumento en el diagnóstico de cardiopatías leves en relación a la mejora de técnicas diagnósticas y al uso extendido de la ecocardiografía.

Las CC se producen como resultado de alteraciones en el desarrollo embrionario del corazón, sobre todo entre la 3ª y 10ª semanas de gestación. En su etiopatogenia, la mayor parte (80-85 %) se debe a una herencia poligénica multifactorial en la que concurren factores genéticos y ambientales; se pueden detectar anomalías cromosómicas (incluida microdelección 22q11) hasta en un 25 % de las CC. Muchos de estos casos serán síndromes malformativos con afectación cardíaca: Noonan, Holt-Oram, Marfan, Ellis van Creveld, Williams-Beuren, Alagille… pero también hay cardiopatías genéticas aisladas, como la miocardiopatía hipertrófica, la miocardiopatía dilatada familiar o el QT largo. Un pequeño porcentaje (2-3 %) pueden ser causadas por factores ambientales (enfermedades maternas o teratógenos).

Es difícil determinar con seguridad la relación causa-efecto entre los factores ambientales y las malformaciones. En el momento actual hay evidencia o sospecha importante respecto a la asociación causal de algunos factores ambientales, entre los que se encuentran: 1) Enfermedades maternas, como la diabetes, el lupus eritematoso o la fenilcetonuria; 2) Agentes físicos, como las radiaciones y la hipoxia, o químicos, como el litio o los disolventes, colorantes y lacas para el cabello; 3) Fármacos o drogas, como el ácido retinoico, la talidomida, las hidantoínas, trimetadiona, hormonas sexuales, anfetaminas, alcohol, antiinflamatorios no esteroideos, sustancias ricas en flavonoides; 4) Agentes infecciosos, como la rubeola y probablemente otros virus.

Evaluación clínica del paciente pediátrico con sospecha de cardiopatía

La incidencia de cardiopatía congénita estructural se estima de un 1 % de los recién nacidos. Una adecuada historia clínica y una exploración física pormenorizada, con inclusión de toma de tensión arterial son imprescindibles para orientar al pediatra

A pesar del importante desarrollo tecnológico en el diagnóstico de cardiopatías congénitas, una buena anamnesis y una exploración física (complementada con un electrocardiograma y/o una radiografía de tórax) permite hacer una valoración clínica y una orientación hacia una patología cardíaca definida, que se confirma mediante un ecocardiograma o tras una valoración por cardiología pediátrica.

Historia clínica

En primer lugar se debe realizar en un ambiente que favorezca una buena relación de empatía con el niño y los padres. En el niño pequeño, la información se obtiene de los padres, mientras que en un niño mayor el interrogatorio debe dirigirse preferentemente a éste.

En la anamnesis deben registrarse los siguientes puntos:

  • Antecedentes familiares: hay que preguntar sobre antecedentes de cardiopatías congénitas, miocardiopatías, síndromes neuromusculares o malformativos hereditarios, arritmias, muertes súbitas, dislipemias, hipertensión, hiperinsulinemia.
  • Antecedentes personales: medicaciones, enfermedades asociadas, crecimiento y desarrollo ponderal, intervenciones previas, y en caso de neonatos/lactantes la posible exposición materna a teratógenos o enfermedades maternas durante el embarazo.
  • Anamnesis actual: Se realizarán las preguntas clásicas: ¿Qué le ocurre? ¿Desde cuándo?… El tiempo transcurrido desde el nacimiento hasta que aparecen los signos y síntomas orientan hacia el tipo de cardiopatía. Las cardiopatías congénitas complejas (transposición de grandes arterias, hipoplasia cavidades izquierdas, drenaje venoso pulmonar anómalo obstructivo o las cardiopatías ductus dependientes) suelen presentarse en la primera semana de vida.

La polipnea es un síntoma que suele acompañar a las cardiopatías

En el neonato y lactante con cardiopatía, los signos y síntomas se relacionan con dos situaciones específicas: insuficiencia cardíaca (IC) o situación de cianosis/hipoxemia. Por todo ello, se pregunta si la respiración es normal o no, si presenta dificultades con la alimentación (principal ejercicio del niño pequeño): tomas largas, con paradas frecuentes por cansancio, sudoración profusa o polipnea durante la misma; la presencia de taquipnea, rechazo o dificultades con la alimentación y/o la escasa ganancia ponderal pueden ser sugestivos de ICC. También se debe indagar la presencia o no de cianosis, teniendo en cuenta que la acrocianosis suele ser normal en neonatos. En un lactante con cardiopatía cianótica (la más frecuente, tetralogía de Fallot) se debe indagar la presencia de crisis hipoxémicas.

El dolor torácico en niños raramente se debe a cardiopatía

En niños escolares o adolescentes, la historia debe recoger si se fatiga con el esfuerzo más que sus compañeros, síncopes previos (situación brusca de pérdida de consciencia) y en qué situación se han producido. Es muy importante diferenciar los síncopes vasovagales, que es el más frecuente en pediatría y suele ir precedido de pródromos: palidez, sudoración, inestabilidad… de un síncope de origen cardiogénico (un dato de alarma es un síncope con el ejercicio). También preguntar otros síntomas como palpitaciones (investigar sobre su duración, periodicidad, forma de terminación, síntomas acompañantes) o dolor torácico (motivo frecuente de consulta, y de causa cardíaca en <5 % de los casos; es importante interrogar por su localización, duración, su relación con el esfuerzo…).

Exploración física

La exploración en un paciente con sospecha de cardiopatía debe seguir las líneas clásicas: determinación de signos vitales, inspección, palpación y auscultación. Una secuencia estandarizada evita dejar sin explorar algún aspecto relevante para definir la naturaleza de la cardiopatía. La posición supina es la preferida para examinar un paciente, aunque dependiendo de la colaboración del niño, a veces se debe comenzar por la auscultación/ inspección en brazos de la madre/ padre.

Determinación de signos vitales

La determinación de la frecuencia cardíaca (FC), frecuencia respiratoria (FR) y presión arterial sistémica (PA) son fundamentales. La frecuencia cardíaca y respiratoria varía según edad del niño(2)(Tabla I):

Tabla I. Valores de referencia de frecuencia cardiaca (FC) y de frecuencia respiratoria (FR) en las distintas edades pediátricas

Fuente: Elaboración propia.

Existen tablas de PA normal, según percentil de edad, estatura y sexo. Es normal un percentil menor del P90

La PA se debe determinar en ambas extremidades superiores y al menos en una extremidad inferior, y se debe seleccionar el manguito adecuado a la anchura del brazo del paciente. El niño debe permanecer relajado en decúbito supino o sentado. Existen tablas(3) para comparar las cifras de PA normal en el niño según su percentil de edad, estatura y sexo, definiéndose como normal una P< P90.

Inspección

Observar el estado general con el niño en decúbito supino y sin ropa, descartar la presencia de rasgos dismórficos característicos de determinados síndromes asociados a cardiopatías congénitas (Down, Edwards, Williams, Noonan, Klinefelter, síndrome de CATCH-22, Marfan, Holt-Oram…). También se valora la respiración, si es normal o no (taquipnea, aleteo nasal, tiraje, disnea). Examinamos la pared torácica para descartar la presencia de anomalías de la pared torácica (pectus excavatum, pectus carinatum) o abombamiento del hemitórax izquierdo (en niños con cardiomegalia con importante cortocircuito izquierda-derecha). El latido carotídeo puede objetivarse en el cuello en casos de insuficiencia aórtica significativa. Las venas del cuello pueden estar dilatadas en casos de IC derecha.

Para dilucidar si una cianosis es de origen cardiaco o respiratorio se dispone del test de hiperoxia

La coloración de piel y mucosas puede presentar cianosis, que aparece cuando la cantidad de hemoglobina reducida en sangre supera los 5 g, y es difícil detectarla clínicamente salvo que la saturación de O2< 85 %. La cianosis central se aprecia especialmente en la mucosa bucal y lengua. En un niño mayor la cianosis crónica puede acompañarse de dedos en palillos de tambor y uñas en vidrio de reloj. Para dilucidar si una cianosis es de origen cardíaco o respiratorio, se dispone del test de hiperoxia (se administra oxígeno al 100 % durante 10 minutos y se valora la cifra de PO2 o la pulsioximetría). Si la PO2< 300 o no mejora la pulsioximetría es muy probable que se trate de una cardiopatía cianótica.

Se debe valorar el estado nutricional, registrando el peso y la talla y compararlos con las gráficas según edad y sexo(4).

Palpación

En esta parte de la exploración se debe palpar el cuello, tórax, abdomen, pulsos periféricos y la espalda.

Con la mano extendida se comienza palpando el hemitórax izquierdo, para descartar un corazón hiperdinámico (propio de las sobrecargas de volumen) o un latido sostenido (sobrecarga de presión), y se localizará el impulso cardíaco. El punto de máximo impulso cardíaco habitualmente está en la intersección de la línea medioclavicular con el cuarto espacio intercostal izquierdo (suele ser visible en niños de 3 a 10 años). En caso de dextrocardia, se observa en el lado derecho. Si existe dilatación del VI, se localiza más medial e inferior.

El frémito o thrill es una vibración palpable, detectada con el tacto, que puede acompañar a muchos soplos significativos. Son siempre patológicos. Los frémitos de la base (estenosis aórtica o pulmonar) se palpan mejor con el niño inclinado hacia delante, mientras que los de las CIV se palpan en mesocardio, irradiados hacia la derecha.

En el abdomen se debe palpar el hígado y el bazo, así como detectar la posible presencia de líquido libre peritoneal.

La palpación de pulsos en extremidades superiores e inferiores es fundamental en niños

La palpación de los pulsos radiales y femorales es de gran importancia, pues con esta sencilla maniobra es posible diagnosticar una coartación de aorta si se encuentra ausencia o disminución de pulsos femorales respecto a los de extremidades superiores. En niños pequeños se palparán más fácilmente los pulsos axilares y femorales, mientras que en mayores se pueden palpar los pedios radiales. Se debe valorar la calidad y regularidad de los pulsos. Unos pulsos amplios se relacionan con insuficiencia aórtica o fístula arteriovenosa, unos pulsos débiles revelan obstrucciones al TSVI o situaciones de bajo gasto cardíaco, unos pulsos irregulares indican arritmias. Sin embargo, los cambios de frecuencia del pulso con la respiración son normales.

Además es necesario examinar y palpar la espalda, las escoliosis son frecuentes en niños y adolescentes, sobre todo si han tenido una toracotomía previa.

Auscultación

Es una parte esencial de la exploración cardíaca, y debe realizarse con un fonendoscopio de calidad. Por lo general los sonidos de baja frecuencia se escuchan mejor con la campana mientras que los de alta frecuencia se auscultan mejor con el diafragma.

La arritmia sinusal respiratoria es un hallazgo fisiológico en niños, en los que durante la inspiración aumenta la FC, por aumento de precarga, y disminuye durante la espiración

En primer lugar, identificaremos la FC y el ritmo. La FC en el niño está sujeta a grandes variaciones según la edad. Las cifras normales de adulto se alcanzan sobre los 15-16 años. Las alteraciones del ritmo podemos encontrarlas en la IC, con un ritmo de galope, y en las arritmias (bradicardias y taquicardias). La arritmia sinusal respiratoria es un hallazgo fisiológico en niños, en los que durante la inspiración aumenta la FC, por aumento de precarga, y disminuye durante la espiración.

El análisis de los tonos cardíacos debe realizarse desde los cuatro focos clásicos:

– Foco aórtico: borde esternal derecho en 2º espacio intercostal.

– Foco pulmonar: borde esternal izquierdo en 2º espacio intercostal.

– Foco tricuspídeo: borde esternal izquierdo en 5º espacio intercostal.

– Foco mitral o apical: línea medioclavicular izquierda en 5º espacio intercostal.

    • El primer ruido (R1) representa el inicio de la sístole ventricular. Coincide con el cierre de las válvulas auriculoventriculares (AV): mitral y tricúspide. Su intensidad aumenta cuando se prolonga el paso de sangre de la aurícula a los ventrículos, como en las estenosis de válvulas AV.

Un desdoblamiento fijo del segundo ruido 2R debe derivarse a cardiología para descartar cardiopatía

  • El segundo ruido (2R) aparece al inicio de la diástole ventricular y se debe al cierre de las válvulas sigmoideas (aorta y pulmonar). Normalmente está desdoblado con un primer componente aórtico y un segundo componente pulmonar, y es fisiológico en niños el desdoblamiento no fijo. No obstante, un desdoblamiento fijo debe derivarse a cardiología para descartar cardiopatías (sobrecarga volumen del VD, hipertensión pulmonar…).

En un niño con ritmo normal, el primer y segundo ruido son distinguibles por el intervalo de tiempo más corto entre R1 y R2.

Otros ruidos detectables en la auscultación son:

  • El tercer ruido (3R) se produce al comienzo de la diástole, detrás del 2R, y es de baja frecuencia. Puede escucharse en ápex, en niños sanos, atletas y en estados circulatorios hipercinéticos. Se cree que se origina en las vibraciones de la pared ventricular que produce el llenado ventricular rápido.
  • El cuarto ruido (4R) se produce al final de la diástole, es de baja frecuencia y siempre es patológico, y se asocia a disfunción diastólica ventricular.

Chasquidos o click: Un click sistólico de eyección es un sonido sistólico precoz de alta frecuencia y mínima duración tras el 1R (se escucha en estenosis leve-moderada de válvulas sigmoideas, hipertensión pulmonar). Un chasquido diastólico de apertura se produce después del 2R, antes de comenzar el llenado ventricular en las estenosis AV.

Ante un soplo cardiaco debe evaluarse: el momento del ciclo cardiaco, la duración, morfología, intensidad, localización, irradiación, calidad y efecto de la respiración

Los soplos cardíacos son ruidos audibles por turbulencias en el flujo sanguíneo a su paso por las cavidades cardíacas y vasos sanguíneos. Deben evaluarse las siguientes características:

    • Momento del ciclo cardíaco en el que se producen. Se clasifican en sistólico, diastólico o continuo. En niños asintomáticos, es muy frecuente encontrar soplos sistólicos de bajo grado (<3) sistólicos, que son de carácter funcional. Un soplo diastólico implica siempre patología.
    • Duración: Dependiendo de la parte del ciclo cardíaco se clasifican en protosistólico, mesosistólico o telesistólico (según ocupe la primera, segunda o tercera parte de la sístole respectivamente). Cuando el soplo ocupa toda la sístole se denomina holosistólico, e igual para la diástole. Cuando el soplo ocupa todo el ciclo cardíaco se habla de soplo continuo.
    • Morfología o forma en la que un soplo pasa de la intensidad mínima a la máxima o viceversa.

– Eyectivo: típico de las estenosis de válvulas sigmoideas, audible en la base. Empieza después del 1R, su morfología es romboidal o “in crescendo-decrescendo”, el sonido es creciente hasta alcanzar su intensidad máxima y después decrece progresivamente hasta desaparecer.

– De regurgitación: asociado a comunicación interventricular, insuficiencia mitral o tricuspídea. Comienzan con el 1R, son pansistólicos y de alta frecuencia. La insuficiencia aórtica tiene un soplo in decrescendo típico.

  • Intensidad: Los soplos se clasifican según la clasificación de Levine(5) en grados de 1 a 6. (Tabla II).

Tabla II. Clasificación de los soplos de acuerdo a su intensidad (escala de Levine)

Fuente: Adaptada de Etoom Y, Ratnapalam S. Evaluation of Children with Heart Murmur. Clin Pediatr 2014;53:111-117.

  • Localización: Se refiere al foco donde es escuchado con mayor intensidad.
  • Irradiación: El soplo puede escucharse en diferentes áreas, irradiándose a otros focos según la dirección del flujo de la sangre. Así, los fenómenos aórticos se irradian hacia la fosa supraclavicular y los vasos del cuello, los pulmonares a la espalda y axilas, los tricuspídeos al área subxifoidea y borde esternal derecho bajo y los mitrales hacia la axila izquierda. El soplo funcional no se suele irradiar.
  • Calidad: rudo, vibratorio, piante, en maquinaria…
  • Efecto de la respiración: Los soplos originados en el lado derecho del corazón se modifican con la respiración, aumentando con la inspiración.

En líneas generales se consideran patológicos los soplos con cualquiera de estas características: alta intensidad (>3/6); holosistólico; diastólico; si se acompañan de click sistólico o chasquido de apertura; continuo (excepto el murmullo venoso).

Los soplos inocentes son producidos por el paso de la sangre sobre un sistema cardiovascular normal. Aparte de inocentes, también son referidos como funcionales o benignos. Son muy frecuentes y pueden escucharse hasta en el 80 % de niños sanos en algún momento de la infancia, predominantemente en etapa preescolar. Se atribuye a varias causas su origen: estrechez de los tractos de salida ventriculares en los niños respecto a los adultos, mayor proximidad de las estructuras cardíacas a la pared torácica, aumento del gasto cardíaco, vibraciones exageradas en la contracción ventricular.

Los soplos cardíacos inocentes son frecuentes en niños sanos, son sistólicos, de baja intensidad (<3/6), no se irradian y cambian con la posición del paciente

Sus características son las siguientes:

  • Corta duración.
  • Nunca diastólicos.
  • Baja intensidad (<3/6), y por tanto, no presentan thrill.
  • Se acompañan de ruidos cardíacos normales.
  • Se localizan en un área bien definida y se irradian poco o nada.
  • Cambian su intensidad con la posición del paciente (típicamente disminuyen de decúbito a sentado o de pie, maniobra muy útil).
  • Se acentúan en estados hiperdinámicos (fiebre, anemia…).
  • No se acompañan de síntomas de enfermedad cardiovascular.

Algunos de los soplos inocentes más frecuentes(6,7) presente en niños son:

El soplo cardíaco es el motivo de consulta más frecuente en cardiología pediátrica

El soplo vibratorio de Still, es el soplo inocente más frecuente en los niños. Típico de la edad 2-6 años, es un soplo mesosistólico de tonalidad musical o vibratoria, de baja intensidad y frecuencia que suele escucharse en la zona media del borde esternal izquierdo y se escucha mejor en decúbito supino.

El soplo sistólico pulmonar de Fogel, es frecuente en niños entre 8 y 14 años. Se ausculta un soplo protosistólico de baja intensidad en foco pulmonar, en posición decúbito supino. Se escucha mejor en pacientes con pectus y si se mantiene el aire al final de la inspiración.

Soplo de estenosis de ramas pulmonares: Es un soplo eyectivo, de baja intensidad y frecuencia media-alta que se irradia a ambos hemitórax, axila y espalda. Es frecuente en los menores de 6 meses por turbulencias producidas por el tamaño relativamente pequeño o angulaciones en las ramas pulmonares.

Soplo sistólico supraclavicular o braquiocefálico: Es un soplo eyectivo proto-mesosistólico, romboidal localizado en fosa supraclavicular e irradia al cuello. Varía con la hiperextensión de los brazos hacia la espalda.

Murmullo venoso: Soplo continuo en niños entre 3 y 10 años, audible en la parte anterior e inferior del cuello (por delante del músculo esternocleidomastoideo). Disminuye con la compresión suave de las venas del cuello o al girar la cabeza del niño al lado en el que estamos auscultando el soplo. Se cree que se origina por turbulencias en la confluencia de la vena yugular interna y subclavia con la vena cava superior.

Conocer las características de estos soplos inocentes, en un paciente sano y asintomático, permite seleccionar mejor los candidatos a estudios adicionales y evitar preocupaciones familiares innecesarias.

Al igual que el corazón, debe realizarse una exploración completa de otros órganos:

  • Pulmonar: evaluar la ventilación.
  • Hígado: palpar su tamaño y auscultarlo para descartar fístulas arteriovenosas sistémicas (soplo continuo).
  • Bazo: esplenomegalia en endocarditis infecciosa.
  • Sistema nervioso y cabeza: La auscultación de un soplo continuo en la cabeza de un lactante es sugestiva de una fístula arteriovenosa (malformación de la vena de Galeno), se debe realizar una exploración neurológica cuidadosa (sobre todo en niños con cardiopatías cianóticas).

Tras la valoración clínica del paciente, se debe valorar la necesidad de solicitar una radiografía de tórax y/o un electrocardiograma al paciente, y seleccionar aquellos pacientes que deben remitirse a la consulta de cardiología: niños con sospecha clínica de IC, arritmias cardíacas significativas, soplos patológicos, soplos en < 2 años (según recomendaciones SECPCC(8)); sobre todo en < 3 meses(9) (mucho mayor precisión diagnóstica).

Además del estudio de pacientes con sospecha de patología o con antecedentes familiares de riesgo, está justificado realizar un cribado predeportivo para detectar enfermedades cardiovasculares potencialmente letales en niños y adolescentes deportistas, teniendo como objetivo fundamental evitar la muerte súbita con el deporte.

Estrategias de prevención de muerte súbita infantil de origen cardíaco

Se debe realizar un cribado predeportivo para detectar enfermedades cardiovasculares potencialmente letales en niños y adolescentes deportistas

Hay un alto interés en la comunidad médica en detectar y prevenir las causas de muerte súbita de origen cardiaco. En España se creó un comité de expertos involucrados en la detección de estos casos creando un Libro Blanco (libro guía) de la muerte infantil, en el que participan pediatras, cardiólogos y forenses. En la última edición (2013)(10) diferencian claramente cuatro entidades: muerte fetal tardía (“muerte fetal acaecida a las 28 semanas de gestación o después, antes de la expulsión completa o extracción del cuerpo de la madre del producto de la concepción, cualquiera que haya sido la duración de la gestación”); muerte súbita del lactante (“muerte súbita de un niño de menos de un año, que ocurre aparentemente durante el sueño y que permanece sin explicación tras una minuciosa investigación postmortem”); muerte súbita infantil y episodio aparentemente letal (“episodio brusco y alarmante para el observador consistente en alguna combinación de apnea, cambios de coloración, cambios marcados en el tono muscular, atragantamiento o náuseas”). La incidencia de muerte súbita es muy baja en la población general de niños de 1 a 4 años, y es verdaderamente excepcional en niños de 5 a 9 años, no obstante su primera causa fuera del período de lactante es cardiovascular (Tabla III).

Tabla III. Etiología de muerte cardiovascular en pediatría

Fuente: Adaptada de Libro Blanco de la Muerte Súbita Infantil. 3º edición. Capítulo 4.1 Patología cardíaca.

El 90 % de las muertes súbitas (MS) entre los 12 y los 35 años son de origen cardiovascular. El deporte de alto nivel aumenta el riesgo de muerte súbita cardíaca (MSC)

Entendemos por muerte súbita cardíaca (MSC): muerte natural inesperada por una causa cardíaca (conocida o no) durante la hora siguiente al inicio de los síntomas. El 90 % entre los 12 y los 35 años de las MS son de origen cardiovascular. El deporte de alto nivel aumenta el riesgo de MSC.

La Sociedad Española de Cardiología Infantil, la Sociedad de Cardiología y la Sociedad de Medicina del Deporte propusieron actuaciones para prevenir la muerte súbita de niños y adolescentes deportistas. En junio de 2013, entró en vigor la Ley Orgánica 3/201359, de protección de la salud del deportista. Antes de la participación regular y a largo plazo en un ejercicio intenso (entrenamiento al menos 4 horas semanales), la inmensa mayoría de autores recomiendan incluir un electrocardiograma (ECG) en la sistemática de la evaluación predeportiva y realizar dichos reconocimientos con una periodicidad de 2 años. El diseño de los reconocimientos debe depender de las características de la modalidad deportiva, las condiciones ambientales donde se practique, el esfuerzo y condiciones físicas que exija la práctica de la modalidad deportiva correspondiente y las necesidades específicas según sexo, edad, y de personas con discapacidad.

Actualmente es obligatoria la valoración cardiológica para todos los niños federados(11). Esta valoración tiene como objetivo poder detectar a los niños en riesgo de muerte súbita.

Fundamentalmente consiste en:

La historia clínica y un ECG son poderosas herramientas disponibles para sospechar las enfermedades cardiacas que sabemos están relacionadas con las muertes súbitas que ocurren durante la práctica de ejercicio físico

Historia clínica dirigida

  • Investigar signos clínicos de riesgo: Dolor precordial con deporte, aumento de la fatigabilidad, palpitaciones y/o taquicardia excesiva principalmente en reposo, síncopes o presíncopes con ejercicio o situaciones de stress (no tras desencadenantes típicos de predominio vasovagal).
  • Valoración de los antecedentes familiares de riesgo cardiovascular: Muertes súbitas familiares en menores de 40 años (familiares sanos que murieron inexplicablemente durmiendo o realizando actividad física). Familiares de primer grado diagnosticados de enfermedades aórticas, miocardiopatías o arritmias potencialmente heredables.
  • Valorar clínica de insuficiencia cardiaca: Disnea con ejercicio, aumento de la fatigabilidad, cianosis central.
  • Diagnóstico de crisis epilépticas de difícil control terapéutico.

Exploración clínica dirigida:

  • Valorar fenotipos relacionados con patología cardiaca: Síndromes aórticos (Marfan, Loeys-Dietz, etc.), síndromes cromosómicos (Down, Turner, Williams, etc.).
  • Auscultación cardiaca: Buscando arritmias y soplos orgánicos.
  • Palpación de pulsos arteriales.
  • Medición de PA en 4 miembros para detectar hipertensión arterial y/o diferencia tensional entre brazos y piernas.

En la evaluación predeportiva de un escolar/ adolescente se recomienda incluir un ECG

Realización de ECG: El ECG es una herramienta que permite sospechar enfermedades cardiacas que sabemos están relacionadas con las muertes súbitas que ocurren durante la práctica de ejercicio físico (la mayoría tienen alteraciones en el ECG): miocardiopatía hipertrófica, miocardiopatía arritmogénica, síndrome de QT largo, síndrome de Brugada, preexcitación (Síndrome de WPW), bloqueos AV de alto grado. Principalmente son las alteraciones típicas(12) de estas patologías las que debemos descartar en el ECG realizado a estos niños.

Valoración por cardiólogo: Si en alguno de los apartados anteriores se ha objetivado alguna anomalía, se debe remitir a valoración por un cardiólogo pediatra para valoración y estudio completo del paciente (ecocardiografía +/- ergometría +/- Holter +/- estudio genético).

Conclusiones

Actualmente la mayoría de los niños con cardiopatías estructurales graves tienen diagnóstico prenatal o en el primer año de vida por detección de soplo de características orgánicas o clínica de origen cardiológico. Para otras cardiopatías que pasan desapercibidas y tienen presentación potencialmente grave, como muerte súbita, la historia clínica y el ECG son los elementos fundamentales al alcance del pediatra general.

 

Bibliografía

  1. Pérez-Lescure Picarzo J, Mosquera González M, Latasa Zamalloa P, Crespo Marcos D. Incidencia y evolución de las cardiopatías congénitas en España durante 10 años (2003-2012). Anales de pediatría Vol 89 (5):294-301. Nov 2018.
  2. Fernández Arribas JL. Aproximación y estimación inicial del niño enfermo o accidentado. Triángulo de evaluación pediátrica. ABCDE. Protoc diagn ter pediatr. 2020;1:15-26.
  3. Lurbe E, Agabiti-Rosei E, Cruickshank JK, Dominiczak A, Erdine S, Hirth A, et al. 2016 European Society of Hypertension guidelines for the management of high blood pressure in children and adolescents. J Hypertens. 2016 Oct;34(10):1887-920.
  4. Aplicación nutricional [Internet]. https://www.seghnp.org/nutricional.
  5. Levine SA. The systolic murmur: its clinical significance. JAMA 1933;101:436-8.
  6. Perin F, Rodríguez Vázquez del Rey MM, Carreras Blesa C. Cardiología pediátrica para residentes de pediatría. Capítulo 3. Página 33. Exploración física y auscultación cardíaca.
  7. Park´s. Peatric cardiology for practitioners. 7th edition. 2021.
  8. Ruiz-Berdejo Inznardi C. Grupo CTO Editorial, (2015), pp. 501-508.
  9. Rodríguez-González M, Alonso-Ojembarrena A, Castellano-Martínez A, Estepa-Pedregosa L, Benavente-Fernández I, Lubián López SP. Soplo cardíaco en menores de 2 años: buscando una estrategia de derivación eficiente y segura [Heart murmur in children less than 2 years-old: looking for a safe and effective referral strategy]. An Pediatr (Engl Ed). 2018 Nov;89(5):286-293.
  10. Grupo de Trabajo de Muerte Súbita Infantil-AEP. Libro blanco de la Muerte Súbita Infantil.3ª edición. 2013.
  11. Crespo Marcos D, Pérez-Lescure Picarzo FJ, Boraita Pérez A, Aparicio García P, Granados Ruiz MA, Sarquella-Brugada G, et al. Guía Clínica de Evaluación Cardiovascular previa a la práctica deportiva en pediatría. Consejo superior de deportes 2015.
  12. Sharma S, Drezner JA, Baggish A, Papadakis M, Wilson MG, Prutkin JM, et al. International recommendations for electrocardiographic interpretation in athletes. Eur Heart J. 2018 Apr 21;39(16):1466-1480.

No existen conflictos de interés en la realización de este artículo.

 

 

Evolución actual de las cardiopatías congénitas desde la infancia- adolescencia hasta edad adulta

 

Evolución actual de las cardiopatías congénitas desde la infancia- adolescencia hasta edad adulta

A.J. Cartón Sánchez

A.J. Cartón Sánchez(1,3), M.I. Gambra Arzoz(1,3), E.J. Balbacid Domingo(1,3), F. Gutiérrez-Larraya Aguado(2,3)

(1)Facultativo especialista. Servicio de Cardiología Pediátrica. Hospital Universitario La Paz. Madrid.(2)Jefe de Servicio. Servicio de Cardiología Pediátrica. Hospital Universitario La Paz. Madrid. (3)Instituto de Investigación Sanitaria del Hospital Universitario La Paz (idipaz) Área Cardiovascular. Grupo de Investigación en Cardiología Pediátrica. Madrid.

 

La atención pediátrica cardiovascular en España ha sido una de las primeras y más desarrolladas áreas específicas dentro de la pediatría, particularmente desde la implementación del sistema de Médicos Internos Residentes (MIR), y gracias a pioneros de renombre como el Dr. Manuel Quero. La creación de unidades cardiológicas en hospitales como La Paz, Ramón y Cajal, y Vall d’Hebron marcó el comienzo de la expansión de esta especialidad a nivel nacional(1). Los avances en métodos diagnósticos y procedimientos quirúrgicos y percutáneos han mejorado significativamente la calidad de vida y las perspectivas de supervivencia de los niños y adolescentes con cardiopatías congénitas y adquiridas(2). Con todo, no nos encontramos en un final del camino donde los resultados de morbimortalidad están alcanzando mesetas de difícil y costosa superación, sino probablemente en un punto de transición. Observamos cambios epidemiológicos muy relevantes en el perfil de nuestros pacientes, que demandan soluciones originales a problemas de reciente surgimiento.
La irrupción de nuevas tecnologías ofrece un rostro bifronte (en la dualidad clásica de Jano, el dios de las puertas, los finales y los comienzos) de retos y oportunidades, y se requiere explorar y emplear estas innovaciones para mejorar la atención y la evaluación de los niños y adolescentes con cardiopatía.

El objetivo de este editorial es ofrecer una perspectiva sobre la situación actual, las necesidades, barreras, retos y oportunidades en la atención cardiovascular pediátrica. Buscamos fomentar la colaboración con médicos no especialistas que también participan en el cuidado de estos pacientes y atender las demandas de los pacientes, sus familias y las asociaciones que los representan. Este número de Adolescere incluye temas de interés general para pediatras que no se especializan exclusivamente en cardiología pediátrica, esperando que sea útil en la práctica clínica diaria.

Una imagen común de la especialidad es la del niño con una cardiopatía congénita, que a veces se percibe como un caso exótico y de alto riesgo, manejable solo por expertos. Sin embargo, la realidad es que muchos de estos pacientes tienen un curso favorable y similar al de otros niños sin enfermedad, y llegan a la edad adulta, lo que ha generado una transferencia de la especialidad hacia la medicina de adultos debido a la alta supervivencia. Además de la reducción de la mortalidad, la mejora de la calidad de vida y la experiencia de la enfermedad se están evaluando a través de medidas de resultados informadas por los propios pacientes (patient-reported outcome measures, PROMs) y sus experiencias sobre la atención recibida (patient-reported experience measures, PREMs)(3,4). Con la detección prenatal de cardiopatías congénitas en aumento, el espectro más grave de estas condiciones está disminuyendo, lo que probablemente reajustará el enfoque de la atención(5). Además, la implementación del cribado pulsioximétrico en las maternidades antes del alta neonatal intenta reducir la brecha de diagnósticos no detectados en el período fetal(6). Aunque los beneficios incrementales en áreas con alta detección prenatal pueden ser limitados, esta práctica sigue siendo una oportunidad para diagnósticos tempranos y un manejo oportuno(7).

Si múltiples y heterogéneas (>200 diagnósticos anatómicos) son las CC, las cardiopatías clásicamente no incluidas en ellas, que desbordan el término de adquiridas, también ofrecen una variedad incitante. Aparte de ocuparnos de los niños y adolescentes, sin antecedentes médicos relevantes, que consultan por los síntomas clásicos (disnea, dolor torácico, palpitaciones, síncope) para descartar su origen cardiaco, están emergiendo motivos de estudio a otras poblaciones que se consideran de riesgo de presentar complicaciones cardiovasculares durante su evolución. La prevalencia de obesidad infantil y sus consecuencias metabólicas (hipertensión arterial, dislipemias, diabetes…) alcanza cifras preocupantes en los países occidentales, y los esfuerzos deben pasar de la detección de complicaciones y problemas derivados a estrategias poblacionales de prevención primaria y primordial, de las que médicos y personal sanitario relacionado debemos ser conscientes y con las que hemos de contribuir, en colaboración con otros agentes de cambio(8). Niños y adolescentes con enfermedades crónicas, de larga evolución o que han superado diferentes tipos de cáncer, expuestos en muchos casos a medicación con efectos cardiotóxicos, y en otros casos condicionados a presentar los factores de riesgo ya mencionados, presentan peores resultados de salud en el medio y largo plazo por problemas CV(9). Su presencia en nuestra actividad diaria está en aumento y se están beneficiando de nuevas herramientas diagnósticas que permiten detectar alteraciones subclínicas precursoras de enfermedad (las técnicas de evaluación de la deformación miocárdica o strain, por ejemplo)(10). No hay que olvidar, por otra parte, que nuestra especialidad también se ocupa de las arritmias cardiacas y de las enfermedades del músculo cardiaco (miocardiopatías), donde se trasladan las tecnologías de dispositivos de monitorización y terapia eléctrica (marcapasos, desfibriladores, las propias ablaciones con catéter ayudadas por sofisticados sistemas de navegación electroanatómica) de ámbitos adultos y se aplican los conocimientos genéticos cada vez más precisos e individualizados. Por último, también durante la pandemia del COVID-19 hemos comprobado la aparición de nuevas amenazas como las complicaciones CV aparecidas tras la exposición al coronavirus, similares a las conocidas en niños pequeños con la enfermedad de Kawasaki (de etiopatogenia no completamente aclarada), e incluidas dentro del término de PIMS (síndrome multisistémico inflamatorio pediátrico, también con siglas MIS-C)(11).

En cuanto a la situación asistencial en España, existen actualmente 86 centros con actividad en cardiología pediátrica, de los cuales 14 realizan cirugía cardíaca infantil. El total de médicos especializados en cardiología pediátrica es de unos 200, junto con unos 40 cirujanos con perfil pediátrico o de cardiopatías congénitas del adulto(12). Aunque la mayoría de los centros están adecuadamente dotados, existe una mayor concentración de cardiólogos en hospitales de referencia. Todos los hospitales cuentan con equipos básicos necesarios para el diagnóstico inicial de cardiopatías y los hospitales de referencia disponen de técnicas avanzadas. Una adecuada comunicación con otros ámbitos pediátricos se presenta como una actuación atractiva, ya adoptada en otros países de nuestro entorno. Sin embargo, existen desigualdades regionales que deben ser abordadas para asegurar una atención equitativa y de calidad en todo el territorio nacional. En este contexto, el papel de los Centros de Referencias de Servicios de Salud (CSUR) es crucial para coordinar y mejorar la atención especializada, que incluye la provisión de una continuidad de cuidados completos en la que participan otras subespecialidades pediátricas.

Nuestra especialidad se halla especialmente predispuesta a recibir innovaciones de su contraparte senior, la cardiología de adultos, una de las más dinámicas de la medicina interna, que se ha visto favorecida por la alta prevalencia de la enfermedad cardiovascular en nuestras sociedades desarrolladas y el interés de investigación e inversión tecnológica. Buena parte de los problemas se ha favorecido de la traslación de tecnologías pensadas inicialmente para la población de adultos, aunque esta transferencia no ha sido siempre directa y se ha tenido habitualmente que enfrentar a adaptaciones específicas. Ejemplos de esto incluyen ensayos clínicos de fármacos (para insuficiencia cardiaca, para hipertensión pulmonar, para tratamiento agudo de arritmias supraventriculares), dispositivos de monitorización como CardioMEMS, y asistencias ventriculares. Además, el auge imparable de los sistemas de inteligencia artificial, aprendizaje automático (machine learning) y de procesado del lenguaje natural provee de herramientas de enorme adaptabilidad para enfrentarse con estos problemas, y ya empiezan a mostrar unas capacidades que desbordan expectativas inicialmente más modestas(13).

A pesar de los logros, persisten desafíos como el reconocimiento oficial de la cardiología pediátrica como subespecialidad, lo cual mejoraría la regulación y la calidad de la formación y atención. La implementación de registros nacionales de resultados accesibles a auditorías independientes es crucial para evaluar y mejorar los resultados clínicos(14). La investigación también se beneficia de avances en la medicina de adultos, aunque las particularidades de la población pediátrica requieren traducciones y adaptaciones específicas.

En conclusión, la cardiología pediátrica en España ha progresado notablemente, y ha mejorado la vida de muchos niños y adolescentes con cardiopatías. Sin embargo, nos enfrentamos a desafíos continuos que requieren atención constante y dedicada. La incorporación de nuevas tecnologías, la adaptación de innovaciones de la cardiología de adultos y el reconocimiento formal de la subespecialidad son esenciales para seguir mejorando la calidad de la atención y los resultados clínicos. La colaboración estrecha entre especialistas, médicos no especializados y las familias de los pacientes es clave para seguir avanzando hacia un futuro mejor para todos los niños y adolescentes con cardiopatía.

Bibliografía

  1. Albert Brotons DC. El desarrollo de la cardiología pediátrica española y su impacto en el manejo de las cardiopatías congénitas [The development of Spanish paediatric cardiology and its impact on congenital heart disease management]. An Pediatr (Barc). 2015;83:295-6. Spanish. doi: 10.1016/j.anpedi.2015.07.022. Epub 2015 Aug 15. PMID: 26283323.
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