2018-n3-Preguntas caso clínico: Adolescente con mala tolerancia al ejercicio físico
1. ¿Qué afirmación de las siguientes es cierta respecto a la disfunción de cuerdas vocales?
Es una patología infradiagnosticada, pero mucho menos frecuente que el asma, lo cual suele llevar a que se diagnostique como tal y se trate así durante tiempo. Los atragantamientos o la disfagia no son característicos en esta patología. Suele tener crisis de dificultad respiratoria, muchas veces desencadenada por ejercicio físico o emociones, que describen como dolor torácico u opresión, síntomas que pueden referirse también en la garganta, junto con ruido respiratorio, generalmente inspiratorio, aunque a veces espiratorio y que se confunde con facilidad con sibilancias.
2. Todos los siguientes datos, excepto uno, de esta paciente nos ayudan a hacer un diagnóstico diferencial de su problema con el asma, señálalo.
Al no ser asma, no tiene respuesta al tratamiento de la misma, aunque no debemos olvidar que a veces ambas patologías se asocian y no son excluyentes la una de la otra. De forma característica, durante el descanso nocturno es excepcional que se produzcan los síntomas. A diferencia del asma, esta no suele empeorar por procesos catarrales ni tiene incidencia estacional. En cuanto a la espirometría, durante una crisis, el asa inspiratoria suele verse aplanada. En cambio, en el asma es el asa espiratoria la que se ve afectada. A diferencia de lo señalado anteriormente, una radiografía de tórax normal es compatible con ambas patologías, ya que no se ve afectada ni en la disfunción de cuerdas vocales ni en el asma fuera de las crisis.
3. Respecto al diagnóstico y tratamiento de la disfunción de cuerdas vocales, señale la respuesta falsa:
El diagnóstico definitivo de la disfunción de cuerdas vocales nos lo da una laringoscopia donde se aprecie el cierre patológico de las cuerdas vocales en inspiración. Puede asimismo observarse una aducción también en la espiración, pero de forma más infrecuente. Es una patología con buen pronóstico, lo cual debemos hacérselo saber a los pacientes y su familia para evitarles mayor carga emocional. Su tratamiento es multidisciplinar, estando implicados con frecuencia su pediatra, ORL, neumólogo infantil, foniatra y en ocasiones, un psiquiatra. Si se encuentra alguna comorbilidad, ésta debe tratarse para ayudar a la buena evolución de la sintomatología.