Gestación y crianza con trastornos de alimentación
Gestación y crianza con trastornos de alimentación
C. Bayo Fernández, Á. Taladriz Gallego
Ed. Círculo Rojo
Cualquier libro que hable de experiencias clínicas supone un beneficio para el conocimiento y, por tanto, es bienvenido al mundo de las publicaciones científicas. He leído este libro con curiosidad, porque los trastornos de la alimentación (TA) me interesan, y nos interesan a los que investigamos el entorno de la Medicina de la Adolescencia (MA).
Su lectura me ha traído a la memoria el caso de una madre muy delgada que acudía a la consulta con un niño que padecía retraso psicomotor. En una ocasión llegó a mi consulta embarazada, por un lado, apesadumbrada, pero por otra parte con la esperanza de que su TA se pasaría cuando tuviera otro hijo, según le había asegurado un bienintencionado profesional. Aquello no solo no mejoró, sino que los fracasos fueron en progresión.
Los seres humanos, como mamíferos, lo primero que hacen nada más nacer, es mamar. A partir de ese momento, en la unión materno-filial se mezclan dos necesidades primarias, la nutrición y el afecto. Ambas necesidades, la nutrición y el afecto permanecerán inseparables a lo largo de toda la vida. Los vínculos que se generan entre la madre y el hijo serán el sustrato más fuerte de nuestra psicología, la seguridad de sentirse cuidado y querido.
La figura corporal (FC) es algo que en nuestra cultura se cultiva en exceso. La relación entre figura corporal, alimentación y TA está muy demostrada. Durante el embarazo, se producen cambios importantes de la FC. Cómo afecta el embarazo a la evolución de una mujer con TA es lo que esta publicación trata de explicar de una forma sencilla, práctica, amable y con admiración hacia los profesionales que han tenido la idea de crear una unidad que durante diecisiete años ha realizado un seguimiento clínico. “Las autoras señalan la necesidad de escuchar a estas madres y futuras madres. Esto significa entender sus emociones, temores, fantasías inquietantes hacía sus hijos y hacia su cuerpo”.
La prevalencia de TA en las embarazadas en el entorno occidental permanece estable en el 1%. Es cierto que la biología de los cuidados maternales está orientada a la protección del “nasciturus” y, probablemente, es lo que pensaba aquel profesional que aconsejaba así a la madre de mi pequeño paciente, pues en la mente de muchas mujeres persiste un deseo de proteger a su hijo, y para ello se esfuerzan en superar los síntomas de su TA (vómitos, restricciones de comida…), lo que en algún caso ha supuesto un cambio definitivo en la evolución de su problema. Pero esto no siempre se cumple en las mujeres con TA.
El libro es una reflexión sobre los diferentes tipos de embarazos y de crianza, así como las distintas formas de vincularse con el feto y el recién nacido. Es muy interesante cuando hace referencia a cómo combatir los miedos e inseguridades de las madres con TA y cómo ayudan los grupos de personas en la misma situación, verdaderos equipos de autoayuda. Se aporta además una serie de herramientas y protocolos que pueden seguir los que estén interesados o necesiten orientación en la práctica.
El papel del padre es tenido en cuenta como figura que aporta seguridad y bienestar físico y emocional. Desgraciadamente, no todos entienden este papel y ello puede suponer una dificultad añadida en el desarrollo general del niño; pero, en algunos casos que se relatan, la conexión entre los padres ha supuesto un éxito vital en esta tarea, que ha trascendido al bienestar de ambos y de los hijos.
Como complemento final, el libro contiene una extensa bibliografía de recomendaciones que reafirman el valor de las experiencias relatadas.
Luis Rodríguez Molinero.
Pediatra Acreditado en Medicina de la Adolescencia