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Crítica de libros. La voz en el viento. El arte de vivir.


 

 

La voz en el viento. El arte de vivir

 

Autora: María Mardomingo
Editorial: Cordel D´Prata

 

Adolescere 2024; XII (2)

 

A la Profesora Mardomingo la hemos conocido en sus publicaciones, sus cursos de verano en El Escorial y sobre todo en nuestra rotación por el Servicio de Psiquiatría Infantil del Hospital Gregorio Marañón. Habíamos leído sus publicaciones anteriores: “Tiempos cortos. Historias de Psiquiatría infantil” y “Psiquiatría para padres y educadores. Ciencia y arte”, además de otros escritos académicos y dirigidos más al estudio que a la lectura. En cuanto ha aparecido este nuevo título, nos hemos lanzado a su lectura.

Nos ha sorprendido esta publicación, ya empezando por el título: “La voz en el viento. El arte de vivir”. No tiene nada que ver con los libros anteriores. La primera parte evoca la poesía; la segunda, la comprensión de la vida. La autora lo dice: “es un libro escrito para mí misma, y que tal vez pueda interesar a alguien”. Porque “No sabes de dónde viene este camino/ que a ningún sitio conduce. / Pero te importa poco, ya que está lleno de hechizos (Vladimir Holan)”.

Es un libro de relatos cortos, orientados a la reflexión y a la meditación de los acontecimientos humanos y sociales, locales o universales. No es una novela, que narra una historia y tiene un argumento lineal, sino que se puede empezar por cualquier página. Me recuerda a “Juicio Universal” de Giovanni Papini o a “Evocaciones y Presencias”, de José Jiménez Lozano. Esta característica permite al lector encontrar en cualquier rato una ocasión de abrirlo, sabiendo que va a encontrar un momento de placer y de pensamiento crítico. El contenido analiza una serie de reflexiones, y las completa con citas y referencias muy bien traídas, que añaden rigor y profundidad a cuanto se dice. Estas citas no serían necesarias, al tratarse de un libro concebido desde la introspección personal, y sin embargo están ahí, intencionadamente, dirigidas a descubrir “el arte de vivir”.

Se trasluce en todo ello el perfil clínico, la consulta, el comentario psicoterapéutico que pretende persuadir al “otro” de las posibilidades de curarse a sí mismo, o de ayudarle positivamente en su vida. “Porque, ¿sabe, doctora?, las huellas del dolor atraviesan la historia y las vidas personales en modos y formas innumerables”. No puede evitar, ni seguramente lo pretende, que se evidencie la formación y experiencia clínica y científica, por ejemplo, cuando se refiere a la salud mental, la depresión, el estilo de vida de las sociedades industriales, de producción, consumo y mercado, a las que acusa de ser demasiado influyentes en los acontecimientos vitales personales.

Al hilo de esto, extraigo algunos retazos de la publicación como ejemplo de la belleza que se contiene en el libro, y el placer que produce su lectura:

“La sociedad y los pacientes necesitan médicos cultos, capaces de razonar de manera crítica y autónoma, que se comprometan con la verdad y el bien común, que hagan de este mundo un lugar más delicado, hermoso y amable. Porque está claro que acceder a la información no es lo mismo que adquirir conocimientos, y adquirir conocimientos no es lo mismo que tener sentido crítico y ser capaces de entender y desentrañar nuestro tiempo…un mundo triste e inhumano del que no forman parte las humanidades.”

“La palabra, la conversación, el paseo, la comprensión de las cosas y de nosotros mismos, son actividades curativas, que sosiegan, acercan al nirvana y sanan.”

“Aprender a vivir, ya que aprender a morir no es necesario ni útil. Pero sí lo es aprender a envejecer. La Ilíada enseña que toda la vida es un combate; la Odisea, que toda la vida es un viaje y el Libro de Job que toda la vida es un enigma. Cada uno tenemos nuestro combate, nuestro viaje y nuestro enigma.”

Algunos ejemplos ilustrativos añadidos:

Compañía: “Recuerda a un amigo que aseguraba preferir la compañía de los arroyos, los montes y los pájaros que la de los hombres”

Estoicos: “La tendencia actual es en la que impera el victimismo, el deseo de éxito rápido, la indulgencia de uno mismo, la exhibición permanente y la entrega exaltada al progreso tecnológico.”

Voz: “Y la voz se hizo ráfaga de viento y el viento canto y el canto bosque encendido y la luz reflejo alado”.

Lo invisible: “Es en lo invisible donde se esconde el significado original de las cosas y las experiencias. Hay que defenderse de la épica aplastante de la realidad para descubrir la naturaleza espiritual de lo cotidiano. Descubrir la vida que se oculta en los matices, en la melancolía de la pérdida que se transmiten los gestos, en el gozo del encuentro inesperado.”

No sólo es un placer su lectura. Es un libro para releer, para meditar y practicar este olvidado placer de la introspección, la mirada interior, el análisis y el perdón…especialmente recomendado a las nuevas generaciones de profesionales de la salud para que no olviden las habilidades humanísticas de la profesión.

Luis Rodríguez Molinero
Pediatra Acreditado en Medicina de la Adolescencia. Centro Médico Recoletas. Valladolid